Twitter: @Pattriciacoss
Los medios de comunicación deben buscar la expresión de todas las voces, las opiniones personales, si bien son parte natural del espacio púbico, deben quedar bien separadas de las opiniones técinas y profesionales.
El pasado lunes 8 de abril, el equipo del programa de radio Debate Joven, transmitido por ABC radio, (del cual soy directora y conductora), recibió a cuatro invitados en sus instalaciones, con el fin de debatir, siempre en el marco del respeto y la libertad de expresión, sobre el tema de violencia de género. Otro de los objetivos, era discutir la calidad y pertinencia de una cuenta creada para denunciar abusos a hombres por parte mujeres, así como analizar el espectro de la violencia de género.
Este es el comunicado que difundió el programa @Debate_Joven condenando la violencia contra @Dana_Corres.
Como participante del programa, desde aquí me solidarizo con Dana y condeno cualquier forma de violencia en su contra. El caso ya se encuentra en investigación ante el MP. pic.twitter.com/uwG8jcT7eu
— Peniley Ramírez (@penileyramirez) April 15, 2019
Después del programa, tuvo lugar un hecho lamentable, concretamente, la amenaza de muerte de uno de los invitados a su interlocutora. La amenaza, posteada como “Rirom ecerem alle” en la cuenta de Twitter @MeTooMenPower, dirigida a la activista feminista y especialista parlamentaria Dana Corres, también la señala, sin pruebas, como la mujer que en anonimato denunciaba al difunto músico Armando Vega – Gil por dicha cuenta tuitera ¿Cómo empezó esto?
Los criterios con los cuáles se eligió a los invitados del programa, fueron el de la pluralidad, objetividad e inclusión. Poner a platicar a las partes que representan posiciones distintas en los debates planteados, y dar a cada uno el mismo tiempo y espacio para decir lo que libremente piensan. El uso que las personas hacen, a título personal, del tiempo que se les concede al aire, es responsabilidad de ellos, así es en los Estados Constitucionales donde existe libertad de expresión y no existe la censura previa.
Durante el programa no hubo incidentes que lamentar, se condujo en el marco del respeto y la diferencia de opiniones sin violencia. Cada uno dijo lo que consideró conveniente. En las redes sociales, las reacciones sí fueron controvertidas desde el principio, porque en el video uno del los invitados (el presunto autor de la amenaza) trae la cara cubierta. Si bien no es lo ideal, también es cierto que estaba en su derecho.
El problema estriba, principalmente, en que cuando no das la cara para proteger tu identidad, pero usas el anonimato para amenazar y agredir a otros, no estás haciendo uso de un prerrogativa de privacidad, sino de una enorme irresponsabilidad.
Por las agresiones que ha motivado la invitación de este personaje a mi programa, les digo respetuosamente lo siguiente: no es negando la existencia de los adversarios, como el movimiento feminista, ni ningún otro, construye fuerza y credibilidad. A las personas se les confronta y se les convence, o al menos se les vence, con argumentos, no con censura, no con exclusión.
Pero respecto de las consecuencias que ha tenido hacia otras personas, exhorto a todos los involucrados, víctimas y testigos de cualquier hecho relacionado que ponga en peligro la integridad física de cualquiera, a denunciar ante las autoridades correspondientes; a los que ya lo hicieron, a darle seguimiento. A ellos, ofrezco acompañamiento permanente desde el espacio radiofónico y escrito al que tengo el privilegio de acceder.
A quien no da cara y agrede a personas que sí, su cobardía y falta de ética de la responsabilidad son manifiestas y ojalá recapacite. Es por estas personas por las que las mujeres tenemos que organizarnos.