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Históricamente el régimen internacional de control de drogas se ha configurado más que como un sistema de control y fiscalización, ha sido un facilitador de acciones unilaterales, que en lugar de contener el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, potenció efectos no intencionados como; la socavación de soberanía, la violación de derechos humanos, falta de acceso a servicios de salud, estigma y discriminación, la proliferación de mercados ilícitos, daño al medio ambiente y la aparición de sustancias mas peligrosas.
En este sentido, dentro de los abundantes insumos académicos en los que se argumenta la aplicación fallida del modelo de “guerra contra las drogas”, en el año 2012 la London School of Economics and Political Science LSE publicó el informe Gobernando la Guerra Global contra las Drogas, en el cual se argumenta, cómo el sistema evolucionó a través de complejas fuerzas diplomáticas, burocráticas, sociales e interpersonales.

En este contexto, la política norteamericana y las medidas unilaterales en relación al control sobre drogas no son una actividad nueva, y han sido parte de la historia reciente de los jefes del ejecutivo norteamericano, donde administraciones como la de Nixon, Reagan, Clinton y Bush habían delegado en amenazas, una discursividad política respecto a la figura del enemigo interno y externo, utilizando recursos punitivos domésticos e internacionales.
En este orden de ideas, hace unas semanas el gobierno chino anunció una serie de restricciones y prohibiciones para el control del Fentanilo, a petición de Trump quien ya había anunciado hace unos meses emergencia nacional por la actual crisis de sobredosis por opiáceos, lo cual demuestra un interés del presidente por impulsar un esquema de presión política y negociaciones diplomáticas.
Por su parte, la relación bilateral México-EU tiene larga data de conflictos y tensiones, por ejemplo, en 1969 el presidente Richard Nixon llevó a cabo la Operación Intercepción, en la cual se cerró la frontera sur en la búsqueda de drogas principalmente marihuana. Esta idea ha sido retomada por Trump, y en la antesala del periodo electoral amenazó por medio de Twitter y declaraciones en prensa al gobierno mexicano con aplicar sanciones económicas por 500 billones de dólares, el cierre de la frontera y el impedimento para la exportación de autos, en este respecto señaló en conferencia en la Casa Blanca:
“Saben que lo haré. Yo no juego … así que lo haremos para detener a la gente. Les daremos una advertencia de un año, y si las drogas no se detienen, o en gran parte se detienen, vamos a imponer aranceles a México y a los productos, en particular a los automóviles. Todo el juego de pelota es de autos. … y si eso no detiene las drogas, cerramos la frontera “.
En conclusión, las tensiones globales/nacionalistas por las que atraviesa la unión americana, se pueden observar en estos ejemplos donde: Trump agita el régimen internacional de prohibición, y pretende en primer lugar; establecer una agenda electoral con una nueva retórica de “guerra contra las drogas” y por otro presionar al gobierno mexicano y algunos otros países con el fin de delegar responsabilidad respecto al consumo interno y a la falta de integración de esquemas de flexibilización y reformas sobre políticas de drogas de manera federal.