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Vivimos en una época en donde estar sano, sale muy caro. Diario y por doquier, escuchamos verdaderas historias de terror donde personas sufren, ya sea por engaños o letras chicas en los contratos de sus aseguradoras, o por los interminables tiempos de espera en el IMSS.

Y es que, en México el sistema sanitario siempre se ha caracterizado por ser burocrático, fragmentado, incompleto e ineficiente. Tal como lo señalan datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), dentro de este contexto, tan sólo 7% de la población cuenta con algún tipo de seguro médico, lo que significa que de los 122.3 millones de habitantes en el país, únicamente un aproximado de 8.5 millones tienen algún tipo de protección. Al mismo tiempo, el resto se atiende en el IMSS, el cual ya no puede más con la carga, a tal grado que las citas para intervenciones quirúrgicas pueden ser dadas hasta con un año de distancia.

Tomando en cuenta estos factores, más el panorama de necesidades de salud, la insuficiencia de inversión por parte del Gobierno en el sector, la falta de cultura de salud en México, y el mismo ingreso promedio del mexicano, ¿quién va a hacer de su bienestar una prioridad? Y, ¿qué podemos hacer para que esto cambie?

Fuente: puntoapunto.com.ar

Pongamos de ejemplo el caso de Estados Unidos, y el programa de Obamacare. La razón por la que los estadounidenses se han aferrado tanto a la reforma social que implementó el expresidente Barak Obama, es porque ésta permite que millones de nuestros vecinos del norte gocen de los beneficios de una buena póliza, a precios accesibles. A pesar de que ellos no cuentan con un organismo como el IMSS, pueden obtener un seguro de salud incluso si ya están enfermos, prohibiendo que las aseguradoras nieguen la cobertura a las personas que tienen enfermedades preexistentes (en nuestro país el tema de padecimientos preexistentes sigue siendo una pesadilla y un insufrible gasto para muchos).

Aunado a estos elementos, al regular los seguros médicos (obligándolos a prestar una asistencia universal, eficiente, buena y barata), así como peleando contra las malas prácticas en la industria de cuidados de la salud con fines de lucro, es como en Estados Unidos se ha logrado que el menor número de personas en su historia, estén sin seguro médico. No obstante, es importante señalar que este sistema no es una panacea, pero si ofrece una base firme a los necesitados.

Finalmente, seguimos teniendo una subinversión en la salud y ultimádamente el gasto en ésta es una cuestión que preocupa y atañe a todos los sectores de nuestro país: ciudadano, público y privado. Es urgente encontrar una solución para que más mexicanos puedan tener acceso a servicios de salud, logrando reducir sus costos, sin que se pierda la calidad de los mismos. La salud debe de dejar de ser un lujo, y nuestro gobierno debe considerar aplicar un modelo mixto, donde el usuario y/o empresa pueda comprar una póliza de seguro, y por su parte el gobierno sea el responsable de supervisar las prestaciones, lo cual a su vez descargaría la labor del IMSS, y fomentaría que más personas estén protegidas.