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Sobre la mesa

No es el PAN, tampoco el PRI, ni mucho menos lo poco que queda del PRD, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene más opositores dentro de su gobierno y Morena que los que pudiesen existir en otras corrientes políticas; al menos eso parece en la práctica.

El pasado miércoles 6 de marzo, Salomón Jara, senador de Morena, anunció que presentaría – porque no lo hizo – una iniciativa para expulsar a las calificadoras internacionales de riesgo cuando sus evaluaciones no fueran objetivas o atentaran contra la estabilidad financiera de los mercados o alguna empresa o sector determinado.

La propuesta fue justo después de que Standard and Poor’s mantuviera la calificación crediticia de México, pero cambiara la perspectiva a negativa con riesgo moderado de incumplimiento. Por otra parte, el mes pasado Fitch bajó la calificación de Pemex.

El trabajo de las calificadoras es evaluar y dar información al mercado sobre la capacidad de pago en tiempo y forma de las deudas que tienen las empresas o países. ¿Por qué son importantes? Es el instrumento de confianza para los inversionistas.

Nos guste o no, México no es una economía cerrada y entrar al mercado internacional implica eso, ajustarse a las reglas de operación. Las calificadoras, criticables, juegan un papel importante.

Eso lo sabe Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Monreal y hasta Yeidckol Polevnsky, quienes no dudaron en desmarcarse de la iniciativa de Jara, que era el más claro reflejo de una política autoritaria. El propio AMLO dijo durante su conferencia matutina del jueves que estaban abiertos al escrutinio internacional y a favor de que la vida pública sea más pública.

El mismo miércoles, cuando el senador de Morena amagó con su iniciativa, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, calmó las aguas y explicó que el rating crediticio de México no cambió. Pero con la ocurrencia de Jara, esta declaración quedó en segundo plano.

Salomón Jara demostró su desconocimiento de los mercados, lo cual no es malo porque los legisladores no están obligados a ser economistas, pero sí es preocupante proponer cosas de las cuales no conoces nada.

Este senador, ingeniero químico industrial, con su propuesta, atentó más contra el gobierno de AMLO que el propio bloque que crearon algunos gobernadores.

Salomón Jara es el claro ejemplo de un político que todo alaba y por querer quedar bien con “su líder”, termina dándole el tiro de gracia.

Y mientras eso ocurría, ese mismo miércoles, Pemex contestó una solicitud de transparencia hecha por la diputada priista Soraya Pérez Munguía, sobre la refinería de Dos Bocas, Tabasco. La petrolera aseguró que clasificaría parte de la información de este proyecto como reservada.

Una respuesta que va completamente en contra de la política de transparencia del Presidente. También el jueves, durante su conferencia, López Obrador dijo que toda la información se haría pública.

La pregunta es ¿si el presidente ha dicho hasta el cansancio que nada será reservado, si la SCT tuvo que corregir la respuesta que dio sobre los audios de los Moreno Valle, por qué Pemex hizo lo contrario? Con este tipo de acciones, sólo le complican más el gobierno a AMLO.

La cereza del pastel son los abucheos a los gobernadores – todos de oposición – durante las visitas de Andrés Manuel a los estados. Un protocolo que Morena alimentó y que sólo sirvió al principio, porque ahora muestra la actitud de un gobierno que no respeta las demás corrientes ideológicas.

Esta es la oposición real de AMLO y está dentro de su propio gobierno y su partido.