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Con niveles de popularidad muy elevados, el presidente Andrés Manuel López Obrador llega a sus primeros 100 días de gobierno, momento para hacer un balance del gobierno de la llamada Cuarta Transformación.
López Obrador se ha hecho rápidamente del control de la administración pública y del manejo de la política nacional. Se podría decir que AMLO ha regresado todo el poder a la Presidencia de la República y se asume como el único responsable de las decisiones políticas.
El frenético estilo de gobierno de López Obrador ha cubierto con creces el espacio político y mediático.
En Guadalajara informamos que ya recibieron pensión, correspondiente a enero y febrero, más de 400 mil adultos mayores de Jalisco. pic.twitter.com/f9WZuR5G7M
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 10 de marzo de 2019
Sin embargo, hemos visto también a un presidente intolerante a la crítica y, en momentos, amenazante hacia aquellos que lo cuestionan. Hay preocupación por este hiperpresidencialismo que pudiera desbordar el marco constitucional vigente.
Este estilo personal de gobernar, donde el titular del Ejecutivo lleva el peso de toda la administración federal, ha servido para evidenciar a su equipo de trabajo. Las conferencias mañaneras han desnudado a los miembros de su gabinete, a quienes se les ve cansados y fuera de lugar.
Pero también desde esa tribuna, López Obrador señala, descalifica y condena.
Mientras tanto, la popularidad del político tabasqueño sigue creciendo. De acuerdo con una encuesta de Consulta Mitofsky, la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra en 67%.
Según los datos de este ejercicio estadístico, las decisiones más populares de López Obrador han sido: Quitar pensiones a expresidentes (80.7%); quitar gastos médicos mayores (76.7%); bajar el sueldo a los funcionarios (68.8%); desaparecer al Estado Mayor Presidencial (57.5%); reducir el ISR y el IVA en la frontera (55.1%); viajar en aviones comerciales (53.1%); abrir Los Pinos al público (52.6%), y combatir el huachicol (51.4%).
Las dos decisiones que registran más desacuerdo que aprobación son el despido de miles de burócratas de confianza, llevado a cabo por su administración (41.6%), y la cancelación del aeropuerto de Texcoco (29.6% de aprobación frente a 49.5% de desacuerdo).
Hay otras encuestas, como la del periódico El Financiero, difundida el 4 de marzo pasado, que le otorga a AMLO un nivel de aprobación ciudadana de 78%.
Lo cierto es que a 100 días del arranque de la nueva administración los principales problemas de nuestro país persisten. México enfrenta el clima de inseguridad y violencia social más grave de la historia reciente. Esta compleja coyuntura va más allá de un problema de seguridad que pueda superarse mediante el uso de la fuerza pública o la creación de unbcuerpo militarizado como la recién aprobada Guardia Nacional.
Hay problemas económicos y sociales acumulados que alimentan la desigualdad y la ruptura del tejido social.
El nuevo gobierno tiene el desafío de definir una estrategia eficaz de respuesta a la violencia, pero también de terminar con los incentivos perversos que fomentan la corrupción y la ineficacia de cualquier estrategia institucional.
El bajo crecimiento económico, la elevada inflación y el endeudamiento son también problemas que tienen que ser atendidos de inmediato por el gobierno para evitar afectaciones en la estabilidad social, desbalances en el mercado interno y la desconfianza del exterior.
Se cumplen apenas 100 días donde Andrés Manuel López Obrador lleva prisa para tratar de sentar las bases de la transformación prometida. ¿Le alcanzarán los 6 años de su gobierno para lograrlo?