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Pareciera que atrás hubieran quedado los tiempos en que nacer mujer, biológica y psicológicamente entendido, era una desventaja. Es fascinante saber que cada vez las mujeres tenemos mayor injerencia en la vida pública de un país, conocer de líderes que toman las universidades en aulas y/o protestas, que aparecen en portadas de revistas dejando huellas de fortaleza e identidad, presidentas, mujeres que compiten en deportes, son tendencia musical o escritoras brillantes. Hemos avanzado y sabiendo esto, aún queda mucho por que luchar.
Ambientes laborales adversos, acoso, políticas públicas sin perspectiva de género, violencia digital, económica, psicoemocional, discriminación, odio; aún falta mucho, aquéllas son sólo algunas de las situaciones que si quiera un supuesto es el que hemos tenido que soportar y afrontar, por la simple característica que es la decisión, imposición o nacimiento de mujer. Nos enfrentamos a una época en la que podemos votar, pero seguimos sin tener los recursos para ocuparnos de una consciencia política – electoral. Tenemos funcionarios y representantes que lo que menos hacen es velar por nuestros derechos, pero reclaman nuestro sufragio por representar en México más de 61 millones de mujeres.
Arrebatamos cargos, así como la palabra, puesto que la forma de violentarnos cambia, ahora las opiniones que damos son menores por ser mujeres, siempre hay alguien más capacitado, aunque las del título seamos nosotras. Por supuesto, no todo es un velo de pesimismo, creo que hay hombres aliados, con empoderamiento real y convicción por acompañarnos en una lucha como iguales, entendiendo que nuestras necesidades son bandera de lucha, que nuestros derechos como personas han rebasado la capacidad de algunos.
#MujeresEnPoder #CruzRoja8M
8 de marzo, #DiaInternacionaldelaMujer para celebrar los logros alcanzados por las mujeres y reivindicar la igualdad real entre mujeres y hombres. y la defensa de los derechos de las mujeres #ODS2030 pic.twitter.com/gejuZ04jh4— cruzrojapinto-valdemoro (@CruzRojaPinto) March 2, 2019
Conmemorar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer implica para muchos una tragedia, que tuvo lugar en una fábrica de camisas, representando el desapego a los derechos laborales y su terrible devenir, pero además es un caso de visibilidad de la ignorancia y el largo camino que falta de recorrer para alcanzar una vida digna, en la que las mujeres trabajan, son madres, esposas y soñadoras. Es cierto que no somos las de hace 70 años, que nuestra generación apela a mucho y que también a veces se pierde el rumbo en esta lucha, la desesperación, la exigencia por sabernos personas nos tiene así.
El Estado mexicano no ha podido garantizar nuestro derecho a la vida, a la salud, al trabajo en condiciones estables e iguales, nos ven menos ante la ley, aunque nuestra Magna diga lo contrario; seguimos pareciendo débiles cuando lloramos, locas cuando gritamos, continuamos con ese estereotipos de muñecas diseñadas para hacer y complacer al parecer de alguien más. Libertad es lo que exclamamos y vivir, no sobrevivir lo que pedimos. No es una molestia que nos felicites en dicha fecha, no estamos de luto tampoco, en una humilde opinión personal, sólo estamos despiertas, dispuestas a entender y explicar que ni una más, ni uno menos, todos iguales, todos personas.