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La aprobación de la Reforma Laboral está a la vuelta de la esquina, al menos eso dijo Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena, durante la primera audiencia pública para analizar la nueva legislación: en marzo tiene que estar validado el dictamen en la Cámara de Diputados.
Dice @LuisaAlcalde vamos a hacer procesos libres y democráticos para los trabajadores, donde ellos también estén representados en las mesas de negociación colectiva. #AudienciasPúblicas #ReformaLaboral #TuVozCuenta pic.twitter.com/o0XL7MWXU3
— Mario Delgado (@mario_delgado) February 26, 2019
Esta reforma debió hacerse desde febrero de 2017. El mérito de Morena es el interés por aprobarla, pero como todo en la política, hasta los intereses tienen intereses. Un juego de palabras que se entiende con lo siguiente.
México ha firmados convenios y tratados internacionales como el 98 de la OIT y el de Estados Unidos y Canadá, en los cuales nuestro país se comprometió a adoptar en su legislación un nuevo sistema de justicia laboral y la democracia sindical, ejes centrales de la reforma laboral. Es decir, hay una presión internacional en este asunto.
Por otra parte, Morena tiene un interés por tener brazos sindicales ¿por qué no, si todos lo han hecho? Al parecer con esa pregunta se conducen muchos actores del partido en el poder.
Ejemplo de lo anterior, es la creación de la Confederación Internacional de Trabajadores, con Napoleón Gómez Urrutia y la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, liderada por Pedro Haces, ambos senadores de Morena.
La reforma laboral propone que las dirigencias ya no sean vitalicias y que se renueven con elecciones democráticas, supervisadas por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, un órgano que se creará. En pocas palabras, los líderes sindicales serían elegidos por voto directo, secreto y sin la intervención del patrón.
Al parecer esto no les preocupa a los actuales dirigentes, muchos con bastantes años de mantener la representación sindical. Y no les preocupa porque aún con un método de elección, en teoría más justo, hay formas de mantener el poder y no lo digo yo, está en la historia de México y de los propios sindicatos.
La verdadera molestia de los líderes sindicales, especialmente los de afinidad priista, es la regulación.
Es cierto, el Estado no tendría por qué meterse en la vida sindical autónoma. Pero, los mismos dirigentes se han encargado de abusar de esas libertades y ahora a nuestro país le exigen legislar al respecto.
La reforma laboral establece que, para realizar la negociación de un nuevo contrato colectivo, el sindicato deberá tener una constancia – que expedirá el Centro Federal de Conciliación – que avalará que tiene la mayor representación de empleados. En resumen, no se podrá hacer una negociación cuando al dirigente se le ocurra, como pasa en la actualidad.
En el caso del emplazamiento a huelga, para poder hacerlo, el sindicato tendrá que demostrar que cuenta con el respaldo de la mayoría de los sindicalizados. Es cierto, la huelga es un derecho laboral, pero en algunas ocasiones es usado para extorsionar a los patrones.
Estos dos puntos son la verdadera molestia de algunos líderes sindicales, por una razón sencilla: acaba con algunos negocios de los propios dirigentes, con los que han hecho grandes fortunas.
El sindicalismo no es malo, pero hay personajes que han abusado de la autonomía. La reforma sólo pretende regularlos y darle más poder al trabajador, que es por quién sobreviven los sindicatos.