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Espero no le ofenda mi pregunta: ¿Es usted priista?

Si contestó que sí, le felicito por el 90 aniversario de la fundación del partido que fue sacado a chanclazos el pasado 1 de julio.

Hoy, en el peor momento de su historia, el PRI festejará (por llamarlo así) su cumpleaños.

Después de ser apaleados en la elección presidencial, de ser borrados en los comicios para gobernadores, y de pasar de ser la primera fuerza en el Congreso a ser una bancada que cabe en una selfie, hoy el PRI quiere anunciarnos que sigue vivo.

Pese a que la atroz corrupción de los gobiernos emanados por ese partido, los magros resultados en el poder, y el cinismo para protegerse entre ellos los tiene en el basurero de la política, hoy el PRI nos dirá que ya aprendió.


Usarán palabras que provocarán algunas risas como “honestidad” “combate a la corrupción” y “renovación”.

Nos asegurarán que están listos para las elecciones de este año, pero sobre todo apuntan al 2021.

Luego de este aniversario entrarán en un proceso de elección de la nueva dirigencia, donde las jóvenes promesas de la política como José Narro, Ulises Ruiz, e Ivonne Ortega han anunciado que se apuntarán.

Y con el que gane buscarán resurgir como lo hicieron tras la elección del 2000. Aquella vez de la mano de la base de la militancia, los liderazgos locales y siendo muchas veces una férrea (o necia) oposición de los gobiernos panistas.

Ahora apuntan a ser una oposición más ‘light’ y de hecho muchos los unen a Morena en el llamado PRIMOR.

Sin embargo tienen un gran problema esta vez, y es la falta de bases, la falta de seguidores.

Además de la paliza que se llevaron el 1 de julio, las encuestas muestran que cada vez menos gente considera votar por ellos, mucho menos se asumen como priistas.

Una encuesta publicada en El Financiero el 28 de noviembre pasado mostró que sólo el 9% de los votantes considera votar por el PRI para diputados federales, y un brutal 47% dijo que nunca votaría por ese partido.

Además, datos publicados el 1 de marzo por Alejandro Moreno, editor de Encuestas de El Financiero, muestran que a principios de los años 90 casi el 50% de la población se consideraba priista, y hoy un raquítico 9%.

Así pues, el nuevo PRI está en la cárcel, o con órdenes de aprehensión, y en lo que queda del PRI no se perciben bases, o renovación en liderazgo.

Por eso, si usted tiene una amiga o un amigo priista, valórele, son una especie en peligro de extinción.

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