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El 23 y 24 de febrero se celebró la 6ª edición de Electric Daisy Carnival (EDC) en la Ciudad de México. EDC es un festival de música electrónica que tiene sus orígenes en 1997 en la ciudad de Los Angeles, Estados Unidos. Su organización corre a cargo de la empresa de entretenimiento, Insomniac. Tal ha sido su éxito que actualmente se celebra en diferentes países, uniendo a través de la música a miles de personas.
Dimitri Vegas & Like Mike provocaron un terremoto durante EDC México ??? pic.twitter.com/mCWVcDWG33
— Electro Music Nation (@ElexMN) 27 de febrero de 2019
¿Qué hace diferente a EDC de la creciente oferta de festivales musicales que existe en el mercado? Que ha sido fiel a su dinámica y valores originales, que son promover la filosofía PLUR, la cual surgió durante los raves en Europa y Estados Unidos como estilo de vida y que significa: Peace, Love (Amor), Unite (Unidad) y Respect (Respeto). Añadido a esto sus escenarios siempre destacan a través de elaboradas temáticas e infraestructura: En 2018 el escenario principal “KineticField” representaba a Gaia: Una diosa que alude a la madre naturaleza que brinda amor y recibe -literal- con los brazos abiertos a todos los asistentes, aunado a esto el juego de luces, pirotecnia y sonido permiten una experiencia por completo inmersiva.
El búho, las margaritas, bailarines, instalaciones artísticas y juegos mecánicos son otros acompañantes indispensables del festival, el cual año con año acrecienta su taquilla, y esto no es solo por una eficaz estrategia de marketing, EDC permite inmiscuirnos en un ritual de interacción y sustraernos de manera temporal de nuestra cotidianidad, el sociólogo estadounidense Randall Collins afirma “El núcleo de un ritual de interacción es el proceso en el que los participantes desarrollan un foco de atención común y sus micro-ritmos corporales y emociones entran en consonancia recíproca”.
La idea de Collins describe de manera precisa lo que ocurre en los dos días que dura EDC en nuestro país. Desde el momento que se entra al área del evento, los beats comienzan a inundar tus sentidos, se llega a un escenario y la energía es palpable gracias al baile de los que están a tu alrededor, pero también por la majestuosidad de los escenarios, que van al compás de los frenéticos ritmos que mezcla el dj, es imposible escapar de esa delirante oleada de estímulos sensoriales en EDC, las áreas de descanso se transforman en jardines encantados gracias a la destellante parafernalia que nos absorbe y hechiza.
Que Inicie el Desvergue! (FINAL) ELECTRIC DAISY CARNIVAL MÉXICO 2019! ?#EDC #EDCMEXICO #EDCMEXICO2019 pic.twitter.com/26sX4i95n3
— Daniel El Travieso (@DaniiellCano) 28 de febrero de 2019
Si para numerosos teóricos el ser humano moderno es un ente “fragmentado” que necesita de diversos estímulos para encontrar su identidad y su motivación diaria; eventos como EDC, donde una comunidad se une y festeja al unísono, permiten que por unas horas tu búsqueda aterrice en ese espacio, puedes por momentos ser quien desees, “liberarte” a través de la música y el baile del agobio cotidiano. Muy parecido a cuando asistimos a una fiesta o a unas vacaciones: Por instantes te hallas a ti mismo gracias a esa experiencia catártica y de éxtasis: “Cultura y música constituyen así un horizonte donde nuestra especie se muestra en su integralidad” .
En cada edición se van añadiendo escenarios a EDC México, y me detendré a hablar de tres: Neon Garden, Wasteland, y Mayan Warrior ArtCar. El primero es uno de los escenarios con más tradición en el festival, aquí tocan representantes de trance, deep house, triphop, techno, es techado para intensificar la experiencia de tal manera que las vibraciones sonoras sean más vehementes, los juegos de luces son fuera de serie, crean un video mapping que dibuja los acordes de cada melodía. Neon Garden tiene un toque numinoso, es decir, nos inserta en lo fascinante y desconocido a través de su sofisticada propuesta underground.
“En Wasteland sólo sobreviven los más fuertes” reza la promoción de EDC, este escenario tiene una temática apocalíptica donde lo que observas es una consola hecha con desperdicios industriales: Cajones de tren y barcos se usan como parte de la escenografía, los cuales escupen fuego y están adornados con murales de arte urbano. Las luces de colores potentes y neones crean paisajes distópicos e incitantes. Aquí las melodías no bajan de 150 bpm, es sumamente energético y no apto para personas que deseen tranquilidad, Wasteland pone a vibrar a los asistentes a través de hardstyle, hardcore afrobeats y bass.
Mayan Warrior ArtCar es un escenario nuevo en EDC y fue una grata sorpresa ya que a pesar de su tamaño modesto cuenta con una caracterización muy llamativa: Remitía a una caverna donde el techo y las paredes estaban llenas de vegetación y atrapa-sueños, el carro desde el cual los djs mezclaban estaba repleto de referencias a geometría sagrada, el espectáculo de láser era impecable entrando en coordinación con el set musical, permitiendo una notable experiencia mística a través de géneros como el psytrance.
¿Quiénes van a EDC? El festival menciona que “todos son bienvenidos” y en cada edición esto se afirma al ver a familias completas disfrutando del evento, el rango de edad también es amplio, se pueden encontrar desde niñas y niños hasta adultos mayores. La música nos fraterniza, para comprobar dichas aseveraciones hay que visitar la página oficial de EDC México donde entrevistaron a diferentes personas y publicaron sus impresiones, destacando la de Alberto y Eda, madre e hijo que vinieron desde Monterrey a disfrutar del festival porque aquí “todos nos unimos para compartir la música dance en un solo espacio”, o Alex de 23 años que afirma “Este festival es un lugar para expresarse, todos están conectados como una comunidad. La música ayuda a romper fronteras, y aquí hay personas de todas partes que se unen”.
Para cerrar, eventos como EDC manifiestan que la música nos inserta en el misterio, en nuestros orígenes rituales como especie y permite que por momentos todos vibremos con una energía intensa bajo el cielo eléctrico.