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“Queda, qué poco queda”, dice la canción.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) está viviendo sus últimos tiempos. Ya sólo queda cascajo en un partido que hace 30 años representaba la esperanza de una política con enfoque social, de un cambio en la manera en la que se hacían las cosas en aquel país de los años 80.

Cuauhtémoc Cárdenas fue el fundador, presidente, candidato y líder moral. Pero una vez que se fue, el PRD se quedó sin moral.

Andrés Manuel López Obrador fue después el PRD. Se pelearon, y el ahora presidente los dejó a su suerte, que ahora vemos, es muy mala.

Como AMLO, otros políticos relevantes se fueron del partido, como Pablo Gómez, Porfirio Muñoz Ledo o Alejandro Encinas; y entonces el PRD fue irrelevante.

En el ‘Sol azteca’ quedaron impresentables de la política, como Jesús Ortega, Jesús Zambrano o Guadalupe Acosta Naranjo. Cuando el partido está en manos de personajes así, el futuro es que no hay futuro.

Y en 2018 se lanzaron a una aventura sin pies ni cabeza ideológica. Más impulsados por la necesidad que por la convicción, hicieron una última apuesta con el PAN y Movimiento Ciudadano. El resultado: fueron vapuleados en las urnas por AMLO y Morena, el partido que fundó tras dejar el PRD. Vapuleados.

Creyeron que AMLO no les cumpliría aquello de no ir con ellos “ni a la esquina”, confiaron en algún acuerdo de última hora, que no llegó, y tras la paliza hoy los ‘Chuchos’ u otros miembros como Fernando Belaunzarán (por cierto, compañero en Gluc, y a quien le mando un saludo) sólo lanzan críticas contra el presidente, muchas veces sin mayor argumentación que la descalificación burda y rebasados por el rencor.

Apenas la semana pasada, de los 19 que tenían ya nomás les quedan 10. Nueve diputados federales renunciaron al PRD y ahora coquetean con Morena (¿con quién más?). Así, el partido, que alguna vez fue la segunda fuerza en San Lázaro, hoy es la última.

Y el futuro es predecible. Luego de salvar de ‘panzazo’ el registro en 2018, para 2021 (si llegan) no tienen otro objetivo más que seguir sobreviviendo. Y para ello desde ya se puede ver un letrero que dice “Se vende partido para elecciones intermedias”. A eso apelará, a unirse con alguna fuerza política más grande, y como partido rémora buscar librarla.

Pero, acá entre nos, no creo que lo logre.

Así pues, que apague la luz el último en el PRD.

La Puerta Grande: Gracias, Alfonso, gracias Yalitza, gracias ‘Roma’. ¡Que viva México, chingadamadre!