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No es mi fuerte la venganza. Si bien no olvido, sí soy partidario del perdón”, en voz de López Obrador son palabras que evocan a los sermones dominicales. ¿Para qué ensuciarse las manos si existen procesos e instituciones que, utilizados dentro del marco legal, pueden arrojar una acusación sin ser interpretada como vendetta?

Sí, resulta aplaudible el señalamiento de conflictos de interés en dependencias, organismos, comisiones y que estos tengan rostro; en este caso el de Guillermo Ignacio García Alcocer, titular de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Pero al señalamiento lo acompaña un tufo a revancha.

Guillermo Ignacio García Alcocer, Fuente: Cuartoscuro

Las formas, siempre las formas. Si las acusaciones carecen de una denuncia bien integrada dentro de la legalidad, seguiremos hablando de juicios de moral y no de una verdadera persecución del principal problema en el país: la corrupción. Hasta ahora hemos sido testigos de una guerra de ‘dimes y diretes’, a manera de frases doctrinarias sobre lo correcto e incorrecto vistos desde la doctrina de la cuarta transformación. ¿Y luego? ¿Dónde están los autores del huachicoleo, los de cuello blanco? ¿Dónde los empresarios que blanquean el dinero del narco? ¿Dónde los gobernadores que saquearon sus estados?

Hasta ahora la aprobación del Presidente está por las nubes; esto gracias a acciones que evidencian a culpables morales, aunque en el fondo no han tenido repercusiones legales cuyas pesquisas se conviertan en la bola de nieve que acabe con la corrupción.

López Obrador, Fuente: Cuartoscuro

Estamos por entrar a una nueva polémica: el llamado pueblo sabio dictará el destino de los anteriores presidentes. Cuestión que me parece positiva en el desarrollo de una sociedad donde la democracia era insípida; estábamos poco acostumbrados a una participación proactiva que fuera más allá de la manifestación callejera.

Para el caso del juicio a los expresidentes aún falta legislar al Artículo 35 de la Constitución. Mientras eso se concreta, Vicente Fox está muy activo en Twitter diciendo que incluso López Obrador tendría que ir a juicio y metiéndose autogol de paso: ¿quiere dar a entender que sí existió corrupción en los sexenios del PAN? Explicación no pedida, culpa manifiesta.

Calderón, más prudente y con argumentos más sólidos que Vicente Fox se mete al tú por tú en los terrenos de López Obrador al señalar que la consulta ciudadana para ver si se juzga o no a los exmandatarios, viola la presunción de inocencia… y cierra hablando de inmoralidad.

Mientras que Enrique Peña Nieto ha mantenido un perfil bajo; vamos, ni siquiera ha dado alguna declaración o comentario sobre su divorcio de Angélica Rivera. El expresidente, fiel a las costumbres del PRI, prácticamente se ha autoexiliado de la vida política en el país… al menos de los reflectores. ¿Desde las sombras buscará revitalizar al grupo Atlacomulco?

Ya que el juicio del ‘Chapo’ Guzmán reveló distintos casos de corrupción desde la época de Salinas y Zedillo, sería interesante que de ocurrir un enjuiciamiento a expresidentes se incluyan investigaciones sobre qué tanto permitieron el crecimiento y operación de los distintos cárteles en el país.