Twitter: @IsaidMera
El presidente Andrés Manuel López Obrador es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) y nadie podría negarlo: Es egocéntrico, siempre cree tener la razón y la retórica es una sus virtudes.
Es el primer presidente proveniente de esa facultad de la Universidad Nacional Autónoma de México y ésta puede sentirse orgullosa de que uno de los suyos está en el máximo cargo público del país.
En los salones de la Facultad es común encontrar a compañeros y compañeras (léxico de ‘La Fac’) que debaten con la convicción de que son dueños de la verdad absoluta.
En las ‘mañaneras’, el presidente habla de cualquier tema, con la convicción de que también es dueño de dicha verdad absoluta.
En los pasillos de la FCPyS anduvieron y andan por ahí alumnos y alumnas con la seguridad de que son los mejores periodistas, publicistas o politólogos del país, en versión humilde.
Nada ni nadie estará por encima de la voluntad soberana del pueblo. Conferencia de prensa en vivo. https://t.co/yzMUIVXP4c
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) February 15, 2019
López Obrador dice que aspira, aunque en su lenguaje parece tener la certeza en que es y será el mejor presidente del país de los últimos años.
Difícilmente reconoce un error y la descalificación es una de sus salidas predilectas.
Les decía de la retórica. El presidente López Obrador es un maestro de ello. Y en el caso de los y las estudiantes, vaya usted y discuta sobre política con ellos y verá por qué se lo digo.
En ambos casos, presidente y estudiantes, el fin siempre será uno: Demostrar que se tiene la razón y ganar cualquier debate.
¿Todo esto son defectos? En un estudiante quizá no, es una etapa de la vida en la que es hasta normal.
Ya luego el trabajo, la vida real allá afuera les enseña que no son los mejores sólo porque sí, que hay que trabajar muy duro para serlo, que no siempre tienen la razón, y su retórica, eso sí, suele perfeccionarse.
Pero en el caso del presidente de la República sí es preocupante que actúe como un estudiante de universidad.
Aceptar errores con frecuencia (muy humano, por cierto), aceptar la crítica sin recurrir a la descalificación, llevar el debate a una altura digna de un mandatario, y una retórica más sensata es deseable en el caso del presidente López Obrador.
La puerta grande: Sí, este texto lo escribió un egresado de ‘Polakas’.