Twitter: @YessUrbina
Que nos quedamos sin gasolina por culpa de AMLO, que las muertes de Tlahuelilpan son su culpa, que nos estamos convirtiendo en la Venezuela del Norte, que ganará más un conductor de pipa que alguien que estudió una maestría, que está militarizando al país, que el gobierno dará más apoyo a ninis que a estudiantes, ¿y si los abuelos no quieren cuidar a sus nietos?
Alejandro Moreno de El Financiero realizó una encuesta que arrojó como resultados un 86% de aprobación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no cabe duda que nuestro presidente está representando a una mayoría y no podemos comprobarlo sólo con las cifras presentadas, podemos comprobarlo con la reacción que han tenido los ciudadanos con las medidas tomadas contra el huachicoleo. Pero ¿qué hay del 13% que no lo aprueba?
En ese 13% podemos incluir a toda la oposición que engloba los partidos políticos PRI (cuando le conviene), PAN, PRD, MC y los pocos independientes, también podemos incluir a organizaciones de la sociedad civil, investigadores y periodistas. Seamos sinceros, el denominador de esta “oposición” ha sido atacar toda acción emprendida por el gobierno que lleva escasos dos meses y medio en el poder.
Exigimos al Fiscal General Alejandro Gertz, una investigación imparcial y transparente para determinar si la actuación de las autoridades en #Tlahuelilpan fue la adecuada. pic.twitter.com/nRktPBGSI2
— Acción Nacional (@AccionNacional) January 22, 2019
No sorprende que haya niveles tan altos de aprobación cuando tenemos a una oposición que poco propone y mucho critica.
Tal vez ese sea el problema, que en el proceso de adaptación de estar del otro lado no pueden ver claro que no todo es negro ni tampoco todo blanco. Existen matices y se olvidan de que no representan a los intereses de su partido, representan a sus conciudadanos.
Imaginemos una oposición responsable, que sabe reconocer cuando algo está bien y que no esconde los evidentes problemas desencadenados por el paso libre de la corrupción, que usa su voz con responsabilidad y no sólo para vociferar porque no tiene el poder absoluto ni el apoyo que el presidente tiene. Pareciera que les interesa más que les aplaudan o que se agreda a la mayoría en lugar de analizar objetivamente la transformación del país que se pretende a través de las estrategias que buscan terminar con vicios que han sido perpetuados por gobiernos anteriores.
Imaginemos también una mayoría que no ve con malos ojos el simple hecho de disentir en alguna propuesta, defendiendo a capa y espada la “verdad absoluta” que declara el presiente. Reitero, hay matices. Nuestro debate público está plagado de descalificaciones y agresiones, lejos de una construcción de propuestas y esto no se limita a redes sociales, hay discusiones cara a cara que están polarizando gravemente nuestra sociedad.
La oposición necesita entender que así como cuenta con apoyo de sus simpatizantes, cuenta con una gran mayoría que ve con malos ojos lo realizado por las instituciones a la que pertenecen o que simplemente difiere de metodologías anteriores porque han comprobado en carne propia que no funcionan. Por otro lado, no vamos a ignorar que muchas de las formas con las que se ha dirigido el nuevo gobierno pueden mejorarse y discutirse con mayor profundidad, las intenciones son buenas, pero no son suficientes para alcanzar los objetivos de alto impacto que se buscan.
Al final del día, podemos pensar que el 86% de aprobación se queda corto porque una mayoría aún más grande está satisfecha con el Gobierno, o que el 13% es una cifra insignificante y que el descontento es mucho más grande.
Lo que podemos afirmar es que los mexicanos nos hartamos de vivir en el mismo hoyo de corrupción, desigualdad e inseguridad que AMLO intenta combatir con estrategias que poco o mucho han resultado, no obstante, la oposición pase lo que pase sigue atacando y no construyendo. He ahí el problema.
Fuente de la encuesta patrocinada por El Financiero