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Amante del Buen Comer®
Los tiempos de Dios son perfectos. Así reza uno de los adagios más utilizado entre los mexicanos y definitivamente algo tiene de razón. Por lo menos en mi andar, puedo constatar varios momentos en los que este refrán ha cobrado vida y en los que el plan que yo originalmente tenía quedó corto ante lo que el destino tenía preparado para mí. El cierre de 2018 fue uno de ellos, y mientras estaba en busca de alguna novedad en mi vida, ésta me brindó la oportunidad de cambiar mi residencia fuera de mi adorada CDMX. Querétaro será mi nueva casa.
Con esta nueva aventura en puerta y como buena amante del buen comer®, buscar buenos lugares para compartir la mesa es algo que inicié desde el primer momento. En esta ocasión, de la mano de uno de mis maestros de la buena mesa, Beto Ballesteros, es que tuve la oportunidad de conocer Planta Alta Cocina[1], el proyecto culinario de Emiliano Ayala, joven chef con una gran trayectoria en México y el extranjero.
Ubicada en el barrio antiguo de Hércules, en lo que era la nave de la fábrica de textiles más importante de la región en los años 1900, Planta Alta se muestra ante sus visitantes como una opción innovadora, fresca, con estilo, en la que la calidez del lugar abraza y la aventura de llegar, precisamente hasta la planta alta del inmueble, motiva.
Confiando en la precisión de Emiliano, dejamos que él fuera quién escogiera los platos que degustamos esa tarde. Cada uno de ellos fue un representante óptimo en la orquesta de sabores que nos deleitaron en ese festín.
Previo a cualquier alimento, una cerveza “Roma” obscura, delicada, pero con fuerza, fue mi recibidor a este gran lugar.
Una vez ya instalados, el primer plato fue una ensalada de jitomates, pesto de arúgula, albahaca y gazpacho. Esta fue un frescor al paladar lleno de vida, con colores brillantes y texturas diversas que definitivamente abrieron el apetito de una maravillosa forma.
De segundo recibimos a unas de mis favoritas, unas deliciosas alcachofas a la parrilla con pesto de cilantro y mayonesa de alcaparras, perfectamente cocinadas, con una textura amable y un sabor sensato mismo que al combinarse con la espectacular mayonesa, generaban un gusto que era imposible dejarlas de comer.
Más adelante nos acompañó una rica burrata con ajo rostizado, papa y ensalada. Aquí, la imposición de la burrata fue preponderante, ésta más el candor de las papas y la ligereza de la ensalada permitieron una mezcla generosa de armonía y sabor.
El plato fuerte fue un espectacular risotto con parmesano y camarones. Beto ya me había hecho partícipe de lo especial de los arroces de Emiliano y vaya que no erró. Con una consistencia precisa, un sabor auténtico y sus buenos acompañantes, el risotto fue uno de los grandes actores de la comilona aquella.
Obviamente no podría perdonar el postre, y en esta ocasión estuvo dignamente representado por un plátano macho acompañado de chocolate. Respecto de la emoción que me causó su llegada a la mesa, no está por demás confesarles que ambos ingredientes juntos son una de las cosas que más feliz me hacen en el planeta. Quienes me conocen pueden constatarlo. Así que se imaginarán que, al probar la exquisitez de la combinación entre el plátano con su perfecta cocción y el chocolate intenso y cremoso, la sonrisa en mi rostro no se dejó ir hasta terminarlo. Gran cierre para una gran tarde.
Queridos amantes del buen comer® no pierdan la oportunidad de visitar esta gran propuesta y deleitarse con su alta cocina en su planta alta. Su corazón saldrá contento y su estómago más.
¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer®
[1] https://www.facebook.com/PlantaAltaCocina/