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Antes de adentrarnos en la polémica sobre si la calificadora Fitch no debió de hacer una revisión, si es confiable, si es hipócrita, si no vio bien los números de PEMEX, etcétera, ¿qué quiere decir dicha nota?

Actualmente, existen diferentes calificadoras como Fitch Ratings, HR Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s que estudian la situación de una empresas o país de manera económica y financiera para dar una “calificación crediticia” la cual establece la capacidad y voluntad de una compañía de hacer frente a sus deudas (pagarlas). De esta manera, los inversionistas que quieran llevar sus flujos a cierta entidad utilizan las calificaciones para conocer el riesgo que conlleva invertir en ella. De ahí la importancia de las calificaciones ya que a mejor nota más flujos de inversión se recibirán y permitirán la expansión o desarrollo de una empresa o país, y viceversa.

A mitad de la semana pasada, Fitch Ratings anunció una degradación en dos niveles a la nota de la empresa más grande del país, Petróleos Mexicanos mejor conocida como PEMEX, al argumentar que dicha institución ha presentado un deterioro en la producción, bajos niveles de inversión (fría reinversión en la producción y exploración) y un aumento del endeudamiento presionando a la calidad crediticia. Además, Fitch explicó que las medidas recientemente anunciadas por el Gobierno de México como la inyección por 25 mil millones de pesos y la disminución en las transferencias de PEMEX hacia el gobierno por 11 mil millones en 2019, así como la lucha contra el robo de combustible aun siguen siendo cortas. Además hizo hincapié en la debilidad del gobierno corporativo de PEMEX ante la alta interferencia del Gobierno de México tanto en la estrategia, el financiamiento como en la rotación administrativa de la entidad durante cambios de Gobierno, esto quiere decir que no hay seguimiento en las estrategias o metas fijadas en el largo plazo.

Finalmente, argumentó que lo anterior podría provocar una interrupción del suministro de combustibles líquidos en todo el territorio nacional, lo que podría generar presiones a nivel social y económicamente, bajo el supuesto de no contar con los recursos suficientes para importar o producir los combustibles, causando un desabasto mayor al vivido en las semanas anteriores (largas filas para cargar gasolina, baja en la distribución de los productos, colapso en los medios de transporte público ante la falta de capacidad, reducción en las ventas por un menor consumo ante un menor desplazamiento, entre otros).

Fitch está completamente advirtiendo y dejando ver que la situación de PEMEX podría contagiar a la economía mexicana.

En pocas palabras, Fitch está completamente advirtiendo y dejando ver que la situación de PEMEX podría contagiar a la economía mexicana (en cuyo caso no se encuentra descartada la posibilidad de una reducción en la calificación de la deuda soberana deMéxico), la cual recientemente mostró un menor dinamismo en 2018 (de acuerdo a cifras oportunas del INEGI, el Producto Interno Bruto del 2018 fue de 2% respecto al 2.1% de 2017) que junto con las perspectivas de una menor actividad económica mundial, las previsiones de crecimiento en nuestro país para 2019 se han recortado (algunos analistas prevén crecimientos cercanos al 1.00%). Así que esperemos que sólo se quede en “un jalón de orejas” (advertencia) a PEMEX y actúe para contrarrestar dicha situación.