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El fenómeno de la multiculturalidad en México, enfocando el caso específico de los pueblos indígenas que cohabitan el territorio nacional y su lucha permanente por hacer valer su cultura y sus derechos, es una de las grandes deudas nacionales con quienes representan nuestra mayor exposición cultural e histórica.
Existen en México 68 pueblos indígenas y 68 lenguas que en su conjunto representan 11% de la población.
Este solo dato nos ofrece un panorama general de lo complejo que puede resultar el fenómeno de la multiculturalidad en nuestro país, donde se da una serie de limitaciones y segregaciones como producto de la diversidad lingüística, cultural, geográfica, etcétera. Esto convierte esa aspiración de la inclusión social en un problema complejo que debe ser resuelto con la participación de todos los sectores de la población.

De acuerdo con datos del INEGI, en 2015, existían 494 municipios donde más de 40 por ciento de sus habitantes eran hablantes de lengua indígena, y en Oaxaca había 245 municipios en esta situación.
De la población que hablaba lengua indígena, 13 de cada 100, solo puede expresarse en su lengua materna.
Las lenguas indígenas que más se hablan en México son: náhuatl (23.4%), maya (11.6%), tseltal (7.5%), mixteco (7.0%), tsotsil (6.6%), zapoteco (6.5%), otomí (4.2%), totonaco (3.6%), chol (3.4%), mazateco (3.2%), huasteco (2.4%) y mazahua (2.0%).
Los resultados de 2015 estiman que, independientemente de hablar o no lengua indígena, hay 24.4 millones de personas de tres años y más que se autorreconocen indígenas, cifra que representa 21.5% de la población mexicana en ese rango de edad. Este porcentaje representa tres veces más al de la población hablante de lengua indígena (6.5 por ciento).
En América Latina y el Caribe, los pueblos indígenas suman una población de aproximadamente 50 millones de personas, equivalente a alrededor del 10% de la población.
En México, aunque la población indígena signifique solo un 10% de la población total, allí vive (probablemente junto con Perú) la mayor población indígena de la región, en términos absolutos: cerca de 11 millones de personas.
México, por ejemplo, esta perfeccionando la coexistencia de los Sistemas Normativos de los diferentes pueblos y comunidades indígenas con el Sistema Nacional. Muchas veces estas diferentes maneras de representación y participación de los pueblos indígenas a nivel local y nacional, así como de la resolución de controversias, se encuentran en una constante tensión.
Con todo y los esfuerzos jurídicos y políticos el reto que viven nuestros pueblos indígenas el principal problema que viven todavía es la discriminación.
La discriminación se define como la distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.
Y según datos de la última Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS 2012-2015) en nuestro país existen varios sectores de la población que ven la discriminación como su principal problema, en la pregunta referida a grupos indígenas:
¿Cuál cree usted que es el principal problema para las personas de (su grupo – pueblos indígenas) en México hoy en día?
- El principal problema que perciben las minorías étnicas es la discriminación.
La pobreza más persistente se encuentra en México precisamente entre su población indígena. A pesar del reciente empoderamiento de estas comunidades por toda América Latina (con representación política y reconocimiento legal de sus derechos étnicos), la diferencia de ingresos laborales en la región entre trabajadores indígenas y no indígenas con un nivel de formación equivalente oscila entre el 27% y el 57%. La discriminación explica gran parte de esta disparidad de ingresos.
Un elemento importante de la paz positiva (actitudes, instituciones y estructuras que crean y sostienen a las sociedades pacíficas) es la aceptación de los demás, en especial de aquellos que son de diferente religión, nacionalidad o grupo étnico.