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“Tú no me vas a humillar, tú no me vas a golpear, tú no me vas a callar”.

Ana Tijoux

Seguramente han escuchado hablar sobre las musas, muchas veces, representadas en el cine como sirenas o ángeles, siempre en sexo femenino, que le sirven de inspiración a un artista para realizar grandes obras.


Esta noción data de la mitología griega con el padre de los dioses del Olimpo; Zeus y Mnemósine; una hermosa mujer que representa la memoria, ambos tuvieron nueve hijas que personifican a las nueve musas, ellas sostuvieron romances con Apolo, uno de los dioses más importantes del Olimpo que simboliza la música y las bellas artes.

La leyenda cuenta que estas nueve musas, luego de relacionarse con Apolo bajaban a la tierra para ayudar a todos aquellos hombres a encontrar su inspiración en las diferentes artes como el baile, la escritura, las composiciones musicales y las ciencias exactas.

Desde la Antigua Grecia las mujeres siempre han ayudado a los hombres, sin importar nada.

A esto le llamaremos “tradición”, pues ha pasado de generación tras generación en diferentes culturas, únicamente en América Latina se cuenta con 522 pueblos indígenas desde la Patagonia hasta el Norte de México, cada uno con diferentes pensamientos e ideologías, pero lo que los une a todos es el gusto por la música.

No sólo hablo de las zonas rurales, sino también de las urbanizadas, de hecho, todo el mundo comparte esa pizca de alegría, cuando se tiene un mal día o para alimentar más ese buen momento, la música sana, libera, te hace recordar, volver a soñar, tener esperanza, sonreír, buscar paz, pero además, te hace alzar la voz.

Hace bastante tiempo las mujeres no tenían derechos, tenían que ser sumisas. Hoy en día la situación ha cambiado en algunos aspectos, ahora ya es posible ejercer el derecho de sufragio, ya vemos a más mujeres ocupando lugares que antes eran únicamente para hombres como es el caso de la política, aplaudo el hecho de que las mujeres se están empoderando, pero aún falta mucho por hacer.

Desde cada una de sus trincheras las mujeres alzan la voz, tal es caso de una mujer chilena con raíces franceses que lo hace desde las música. Su nombre es Anamaría Tijoux Merino, mejor conocida como Ana Tijoux, ella es feminista, activista, rapera y compositora, ha dedicado gran parte de su discografía a defender los derechos de las mujeres, ocupa su música para denunciar la violencia de género.

Antipatriarca, es una de sus rolas dirigida especialmente a los hombres, a través de esta canción hace un llamado a la sociedad a respetar a la mujer en todos los sentidos, a no golpearlas, no humillarlas, no matarlas. El mensaje es claro, las mujeres son libres de disponer de su cuerpo, mente y vida. El gran trabajo que hace Ana Tijoux, al difundir el respeto a las mujeres por medio de la música es de aplaudirse, pues ya es hora de romper las cadenas y volar para ser libres.

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