Twitter: @Camiis3000
He estado en tres marchas por Venezuela. La primera fue en febrero 2014 cuando vivi?a en Brasil. La segunda en mayo 2017 en Chile. La tercera fue el 23 de enero en Espan?a. Para mí, participar en estas marchas fue un deber ci?vico, lo mi?nimo que podi?a hacer para ayudar a mi pai?s. Desde pequen?a he vivido fuera de Venezuela, algo que me afectado profundamente. Hay muchos di?as en los que cuestiono si soy lo suficientemente venezolana para preocuparme por la situacio?n, si soy capaz de querer a Venezuela como los jo?venes que se mueren en sus calles. No conozco sus ciudades, ni sus parques nacionales. ¿Por que? me interesa tanto un pai?s que ni siquiera conozco?
#Venezuela hoy dimos un paso histórico junto a nuestra @AsambleaVE.
Reconocemos la actitud cívica de nuestro pueblo.
Hoy más que nunca necesitamos organización y reconocernos entre nosotros.
Hoy hemos logrado nuestro objetivo. ¡Vamos bien Venezuela! pic.twitter.com/4KjUv0tdGJ
— Juan Guaidó (@jguaido) January 23, 2019
Justamente por eso lucho? tanto, porque no conozco a mi propio pai?s. Mis vacaciones en Venezuela cuando era pequen?a fueron lo suficiente para enamorarme de la cultura y de la gente venezolana. Sigo son?ando con las playas de Margarita y el sonido de los pa?jaros al amanecer. Lucho para regresar a eso. Ya me canse de seguir repitiendo recuerdos en mi cabeza, quiero que sean realidad de nuevo, quiero enamorarme de mi pai?s otra vez y para eso tengo que salir para la calle, tengo que marchar.
Este miércoles, algo se sintio? claramente diferente. No sé si fue el atardecer pintado con los colores de Venezuela o si fue el Sol que ilumino? mi camino hasta la estacio?n de autobu?s, pero esta fecha, esta manifestacio?n se sintio? u?nica. Hubieron momentos durante el di?a que dude mi decisio?n de ir hasta Madrid un mie?rcoles en la noche. Sin embargo, fui. Mi presencia no habri?a hecho una diferencia para mi pai?s, pero me negue? a no hacer nada, y me di cuenta que ser uno entre una multitud de miles, cantando y gritando es mejor que nada.
Fui sin amigos ni familiares y, sin embargo, no me senti?a sola. Todas estas personas, las cuales son todas extran?os, tienen una similitud significativa. Todos estamos cansados emocionalmente, hemos visto a nuestro pai?s y a personas queridas sufrir por demasiados an?os. Sin embargo ayer otra similitud se destaco? ma?s, todos queremos libertad y quiza?s ma?s importante, todos tenemos esperanza.
Mientras anunciaban en los altavoces a cada pai?s que reconocio? a Guaido? como legi?timo presidente senti? que estaba en un suen?o.
Nunca pense? que este di?a llegari?a tan pronto, y que el cambio fuera tan dra?stico en tan poco tiempo. La esperanza que una vez teni?a finalmente regreso?. Veo una luz al final del tu?nel, casi me puedo imaginar una vez ma?s en mi pai?s, enamorándome otra vez.