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Cada día es más común ver como los medios de comunicación y las redes sociales, desde un esquema mercantilista, usan a la violencia como un recurso para que los consumidores asiduos no dejen de devorar su contenido. Ya sea real o ficticia, la violencia, los asesinatos, y en general el morbo que perturba lo habitual, se han vuelto el deleite de miles de personas.

La violencia se ha normalizado tanto para quien la vive de cerca, como para quien la observa de lejos en los medios de comunicación y redes sociales.

Y por normalización hago alusión a un proceso de resignación, de cotidianidad, de acostumbramiento, en el que lo común se vuelve correcto.

Fuente: astrolabio.com.mx

Ya sea cuando se muestra el caos y los destrozos ocurridos después de un encuentro de futbol, la terrorífica narración del homicidio de una persona, los enfrentamientos brutales por el narcotráfico, una serie de televisión, un videojuego o inclusive en la músicavivimos en una época que hace alabanza al delito y la violencia.

Vivimos en una época que hace alabanza al delito y la violencia.

Y más allá de esto, la justifica, pues en la ficción el personaje principal TENÍA que matar al villano, o en la realidad un individuo toma justicia por propia mano, a falta del apoyo de las instituciones correspondientes (sólo por nombrar algunos ejemplos).

Y es aquí donde debemos preguntarnos ¿hasta qué punto exponer la violencia en cualquiera de sus formas, deja de ser un medio informativo y se convierte en un elemento contraproducente para una comunidad? ¿Cuándo pasamos a vivir en un entorno tan salvaje, que ya se comienza a aceptar a la violencia como una herramienta válida para resolver problemas?

Finalmente, esta normalización de la violencia donde “la sangre vende”, está empujando a la sociedad a vivir en un mundo de conflictos y crímenes sin fin, al que parece no haber otra forma de hacerle frente más que a base de golpes, armas y caos. Es por eso que esta en nuestras manos tomar pequeñas acciones (como no consumir información por morbo) para mitigar este contexto y evitar que siga siendo algo a los que estemos acostumbrados.