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El 2018 terminó mucho más sombrío de lo que esperábamos. En el contexto internacional, la guerra comercial impulsada por Estados Unidos contra el mundo provocó que afectara gradualmente al desempeño económico del resto del planeta y en última instancia en la economía estadounidense. El presidente Donald Trump bajo el argumento de seguridad nacional impuso aranceles a productos clave (acero y aluminio), después a los automóviles europeos y finalmente a una larga lista de productos de origen chino. Resultado, China respondió con la aplicación de aranceles a las importaciones estadounidenses. La Organización Mundial del Comercio no fue tomada en cuenta por Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional alertó sobre la situación así como otros organismos internacionales. De esta manera, poco a poco la actividad económica mundial comenzó a presentar un menor dinamismo, provocando que las expectativas de crecimiento para 2018 y 2019 se redujeran.

Apenas van unos días de 2019 y los indicadores que se han conocido de cierre del año no son nada optimistas. Notablemente, China dio a conocer que para el mes de diciembre la producción manufacturera menguó su crecimiento. El PMI Caixin se ubicó en 49.7 puntos, una lectura por debajo de las 50 unidades apunta a una contracción. La Zona euro presentó un menor crecimiento manufacturero en el último mes de 2018 respecto a noviembre, y al interior, el motor de la actividad económica europea, Alemania arrojó el nivel más bajo en ocho meses de los precios al consumidor, lo que podría afectar el desempeño de la inflación del bloque europeo y por ende, a la decisión del Banco Central Europeo quien no ha movido sus tasas en muchos años. En tanto que en Estados Unidos se desarrolla un cierre parcial de las instituciones del gobierno por la falta de acuerdo presupuestal, ya que no se quieren contemplar los fondos para la construcción del muro fronterizo que tanto desea Donald Trump. Al mismo tiempo, se prevé que dicha economía siga creciendo pero ya no a niveles que se vieron en el primer semestre de 2018 pues se considera una disminución en los efectos positivos de la política fiscal de recorte de impuestos. De esta manera, es posible que se vea un endurecimiento monetario (aumento en tasas de interés de referencia) más relajado por parte de la Reserva Federal estadounidense.

Fuente: México Nueva Era

Ahora bien, dicho panorama junto con la fuerte incertidumbre en nuestro país sobre el desarrollo del plan de trabajo del gobierno de López Obrador (no lo digo yo nada más, existen diferentes encuestas de confianza económica que reflejan dicho nerviosismo) podrían repercutir en la economía mexicana, la cual hasta el momento ha presentado fundamentales suficientes para sobrellevar la situación actual. Cabe señalar que en la Minuta de la última reunión de Banco de México, se enfatizó en la posibilidad de que nuestro país presente un menor crecimiento económico al previsto, alertando sobre los obstáculos que podrían generar una mayor inflación. En otras palabras:

existe la posibilidad de que los precios continúen aumentando, lo que podría contraer el poder adquisitivo de la población, por ende el consumo, lo que generaría menor producción, mayor desempleo, menores ingresos y finalmente, una caída en el crecimiento económico.

Finalmente, varias agencias económicas han previsto que efectivamente lo descrito anteriormente podría propiciarse, sin embargo, ante la fuerte relación económica entre México y Estados Unidos, y la previsión de que EE.UU. crezca lento, pero crezca, es posible que esto anime a nuestra economía a través del comercio entre ambos derivando una mayor producción, empleo, ingresos, etc. Además, no hay que dejar de lado la importancia de las remesas extranjeras, notablemente las de origen estadounidense las cuales son las que más se reciben, entonces si a la economía estadunidense le va bien, habrá una gran cantidad de flujos de capital de EEUU a México también, permitiendo mayor consumo, etc. Así que no se espanten, aunque el 2019 no pinta tan bonito, es posible que la economía nacional pueda seguir desarrollándose (aunque no al nivel como lo pinta el nuevo Gobierno).