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En días pasados se anunció que la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados -debido a las presiones ejercidas por la comunidad artístico/cultural- logró conseguir un aumento de 500 millones de pesos al rubro Cultura del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019.

Según un comunicado emitido por Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura Federal, dicho aumento será destinado a los programas: Programa Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (Profest), Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc) y al Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE); de igual forma servirá para apoyar para actividades culturales que ayuden a reconstruir el tejido social y a pacificar al país.

Sin duda, dicho aumento es un logro tanto de la comunidad artística como del cabildeo realizado por Alejandra Frausto y el diputado Sergio Mayer. Empero, la gran lección es: ¡nunca más un recorte al rubro Cultura en el PEF!

Si AMLO, realmente, quiere transformar al país deberá optar por una política en la que cada año se aumente el presupuesto a cultura y se realicen proyectos transversales con otras Secretarías federales.

Otro avance que se ha dado, en estos días, es el anuncio de la reconfiguración del organigrama de la Secretaría de Cultura Federal, en donde destaca la inclusión del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) dentro de la Subsecretaría de Desarrollo Cultural; y la por fin inclusión en el organigrama del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), el cual se ubicará dentro de la Subsecretaría de Diversidad Cultural. Otro dato a destacar es el proyecto de absorción de la Dirección General de Publicaciones (DGP) y Educal S.A de C. V. por parte del Fondo de Cultura Económica (FCE). Cambios que deberán venir precedidos de previas modificaciones en el Reglamento Interior de la Secretaría de Cultura Federal y autorizaciones de la Secretaría de la Función Pública así como de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Un campo donde la Secretaría de Cultura Federal no ha logrado poner la atención necesaria es en la situación de todos los trabajadores -del INBA, INAH y la propia Secretaría de Cultura Federal- adscritos al dentro del famoso “Capítulo 3000”, que según el Clasificador por Objeto del Gasto para la Administración Pública Federal corresponde a Servicios Generales; donde entran el pago del agua, del gas, el Internet o servicios postales; por nombrar algunos. Empero los operadores de programas, restauradores, curadores, guías de museos son todo menos un simple servicio. Son personal que realiza actividades sustantivas y cumplen con un horario normal de labores (e incluso horarios extras) y por ende ocupan un lugar en los centros laborales, tienen una línea telefónica y correo personalizado, pero no tienen acceso a aguinaldo, vales de despensa, prima vacacional o seguridad social. Por eso, sí Alejandra Frausto y Luisa Alcalde, titulares de las Secretarías  de Cultura y de la de Trabajo y Previsión Social, respectivamente; quieren demostrar que son diferentes y mejores a sus antecesores, tendrán que regularizar positivamente la situación de dichos trabajadores.

Yo confío que sabrán resolverlo. Cualquier error podría costarle a Morena muchas diputaciones en las elecciones intermedias.

La comunidad artístico-cultural no olvida, eso tendrán que tenerlo muy presente.

La pregunta: ¿la comunidad artístico-cultural saldrá a pelear por los trabajadores del “Capítulo 3000”?

Fuentes: