Twitter: @RobertoBorbolla
Empezamos el año con una discusión fundamental para el país: la Guardia Nacional. No es menor la decisión de crear un órgano que integre a la Policía Militar, a la Policía Naval y a la Policía Federal para hacerse cargo de la seguridad pública bajo el mando de la SEDENA. Es un tema de seguridad pública y de seguridad interior que nos debe importar a todos.
En este contexto, John Ackerman publicó en la revista Proceso un “análisis” sobre la supuesta desmilitarización del país que esa estrategia busca, sin embargo, más que aclarar el debate, lo ha enrarecido y plantado falsedades y verdades a medias mientras intenta comparar la Ley de Seguridad Interior (LSI) con la Guardia Nacional (GN).
En primer lugar, Ackerman afirma que la LSI otorgaba
“facultades cuasi dictatoriales al presidente de la República al permitir la suspensión unilateral de garantías constitucionales en regiones enteras del país”.
Falso. Es la constitución la que faculta -desde hace años- al Ejecutivo a disponer de las Fuerzas Armadas para el resguardo de la seguridad interior; la LSI intentó reglamentar esa facultad y acotarla procesalmente. Tampoco se permitía la supresión de ninguna garantía, eso solo es posible mediante la aplicación del 29 constitucional; por el contrario, se establecía el pleno respeto de los Derechos Humanos en toda actuación (le recomiendo la lectura del A. 7 de la ley).

Argumenta, también que
“A diferencia de la LSI, la reforma de Morena no modifica en absoluto las competencias de las Fuerzas Armadas como tal ni crea nuevos conceptos o funciones de ‘seguridad interior’”.
Falso. La GN sí pretende darle facultades a un grupo de naturaleza militar que de origen corresponden a autoridades civiles; eso, parece evidente, no es “un importante paso hacia la desmilitarización de la seguridad pública” como se jacta el autor. Por otro lado, se olvida el doctor que el concepto de seguridad interior no lo inventó la LSI, sino que su aparición y uso data de la Constitución de Cádiz de 1812.
Finalmente, dice que no se le da la vuelta a la Constitución, pero el transitorio señala claramente que los elementos militares que formen parte de la GN estarán exceptuados de las prohibiciones del Artículo 129. Así, de un plumazo, Morena ignora la Carta Magna.
Ninguna de esas temerarias afirmaciones abona al debate que se da en torno a la crisis de inseguridad y violencia que vivimos y al necesario fortalecimiento institucional para salir adelante. Seamos serios y digamos la verdad. También seamos estratégicos, no podemos dilapidar recursos en ideas sin sustento, mejor sigamos los caminos respaldados por la evidencia y aprovechemos lo ya construido.
Para enfrentar la difícil situación usemos y fortalezcamos a la Policía Federal, su División de Gendarmería es la más adecuada para enfrentar las amenazas a la seguridad interior. Es un grupo civil de profesionales de mexicanos patriotas que, junto con los elementos de las demás Divisiones, arriesgan sus vidas para protegernos; además cuentan con las mejores herramientas para enfrentar al crimen organizado.
La apuesta por la Policía Federal y la modernización del marco jurídico permitirán que como en un sistema de Gobierno federal normal, las Fuerzas Federales y las Fuerzas Armadas participen solidaria y subsidiariamente en tareas de seguridad interior, mientras que las policías locales reconstruyen sus capacidades.
Crítica y debate. Pero con la verdad, doctor.