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El año 2019 llega lleno de desafíos y retos para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Más aún cuando el presidente mexicano comenzó su mandato abriendo diversos frentes que lo han confrontado con actores relevantes de la vida nacional. Para hacer realidad la Cuarta Transformación, AMLO tendrá que actuar con inteligencia y hacer a un lado viejas obsesiones, para enfrentar los desafíos.

No solo hay retos internos, algunos provienen del exterior como la compleja relación con Estados Unidos. Aunque López Obrador se dice abierto y dispuesto a lograr un entendimiento con el gobierno de Donald Trump, la dinámica de la política estadounidense rebasa los deseos del inquilino de la Casa Blanca.
Lo primero que viene son cambios en el Congreso de Estados Unidos. Recordemos que en noviembre pasado hubo elecciones intermedias en la Unión Americana. El resultado marcó el inicio de un nuevo periodo en la política estadunidense. La llegada de una mayoría demócrata a la Cámara de Representantes será un contrapeso importante para un presidente como Donald Trump que ha gobernado sin oposición alguna.
El poder de este nuevo Congreso podrá frenar a Trump, pero podría poner obstáculos también a la aprobación del Tratado Comercial suscrito el 30 de noviembre pasado por México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, así como a cualquier intento de reforma migratoria. Si el gobierno mexicano quiere defender sus intereses frente a Trump debe voltear la vista hacía el verdadero centro de poder estadunidense, el Capitolio.
En el frente interno, el tema crucial para el 2019 será la política; la demanda de paz y prosperidad será el hilo conductor del nuevo año. México está acorralado por una guerra violenta e incomprensible para muchos.

Nuestro país enfrenta al clima de inseguridad y violencia social más grave de la historia reciente. Esta compleja coyuntura va más allá de un problema de seguridad que pueda superarse exclusivamente mediante el uso de la fuerza pública o la creación de un cuerpo militarizado como la próxima Guardia Nacional. Hay problemas económicos y sociales acumulados que alimentan la desigualdad y la ruptura del tejido social.
El nuevo Gobierno tiene el desafío de definir una estrategia eficaz de respuesta a la violencia que, necesariamente, será el resultado de un vasto proceso político de construcción de amplios consensos nacionales y de la reactivación del crecimiento económico.
Pero también de terminar con toda la gama de incentivos perversos que fomentan la corrupción y la ineficacia de cualquier estrategia institucional.
El bajo crecimiento económico, la elevada inflación y el endeudamiento son también algunos de los desafíos que tendrán que ser atendidos de inmediato por el gobierno a partir del 2019 para evitar afectaciones en la estabilidad social y desbalances en el mercado interno.
Y qué decir de los proyectos de infraestructura como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el Tren Maya, que han levantado polémica y que se han convertido en el símbolo de la nueva forma de gobernar en la Cuarta Transformación. Ambos proyectos seguirán en el centro de la polémica y sirviendo como un termómetro para medir la confianza de los inversionistas hacia la nueva administración.
Podemos afirmar que 2019 será un año de quiebre en la vida nacional.
O damos los pasos necesarios para superar los problemas que nos aquejan o volveremos a vivir otra década perdida para el país.