Sí, todos conocemos su nombre. Es el dueño de las espléndidas notas del bajo de Caifanes.
Reconozco que soy su fan, lo he visto encabezando el proyecto de Rock en tu idioma Sinfónico, y he perdido la cuenta de cuántas veces con Caifanes. Me encanta como productor y solista, siempre me sorprende la amplitud de espectro en que se mueve.
Pero esta vez no hablaré de su evidente talento y encantadora personalidad, que de eso podemos admirar de sobra.
Esta vez, quiero hablar de su increíble ejemplo de generosidad y sensibilidad.
Quizá muchos de ustedes ya han visto una campaña que circula en Animal Planet, vemos a Sabo caminando con sus perros.
En ésta, confiesa que ha tenido hasta 18 perros al mismo tiempo, la mayoría de ellos adoptados. Habla de lo que ve en ellos: gratitud, amor incondicional y nobleza.
Con una carcajada asegura que una de sus perritas está mejor educada que muchos de sus amigos. Y cuenta que esa hermosa perruna negra de 11 años, la recogió después de ofrecerle comida y cruzar miradas, y platica que en dos segundos ya estaba en su coche.
En entrevista para PrensaAnimal, ha admitido que se quitaría la tortilla de la boca para dárselas a cualquiera de sus perros sin ningún problema.
Muchos artistas participan en campañas de adopción, y me parece que es útil para concientizar a la sociedad, pero el caso de Sabo ¡me encanta!
Él entiende que a veces cruzar una mirada te atrapa, como a mí mi labrador Pancho. No posa para una campaña como una simple labor de rentar su imagen de manera altruista, que claro tiene también un gran valor para comunicar y concientizar.
Sabo Romo muestra su ser sensible ante los perros, y su conexión con ellos. Lo admiro por lo que me ha regalado en lo personal con su música, pero conocer esta parte de su vida me ha dejado encantada.
Ahora, gritaré con más ganas ¡guapo! cada vez que lo vea en un concierto.