El Centro de Prevención y Readaptación Social (CEPRERESO) Topo Chico era una prisión estatal que fue inaugurada en 1943 y tras 76 años de funciones cerró de manera definitiva sus instalaciones tras las numerosas riñas y confrontaciones que se registraban.
El penal ubicado en la ciudad de Monterrey en el estado de Nuevo León cerró de manera definitiva a finales de 2019 a decisión del gobernador Jaime Rodríguez Calderón mejor conocido como “El Bronco”; dicha cárcel reguardó por años secretos que ahora enlazan incluso al cartel de Los Zetas.
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Pero ¿cómo se supo de la conexión entre el grupo delictivo y los reos?, era noviembre de 2018 cuando llegaron nuevos asesores penitenciarios al Topo Chico, en su recorrido, hallaron en la cancha de basquetbol un altar donde se encontraba una fotografía del ex lider de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano mejor conocido como “El Lazca” o el “Z-3”.
En dicho sagrario también había veladoras e imágenes santeras de la religión Yoruba combinada con la adoración a la Santa Muerte, dicho altar ocupaba todo el espacio de la cancha junto al Rondín Número 5 del penal.
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Los asesores tomaron esto como una prueba del autogobierno que se vivía en dicho inmueble donde los reos hacían uso de las instalaciones de la manera en la que querían sin mayor represalia.
Aunque dentro del penal había miembros de otros grupos delictivos, los integrantes de Los Zetas eran quienes ejercían mayor control siendo la fotografía de “El Lazca” la prueba del personaje a quien le debían adoración.
Una prueba más del autogobierno que se vivía dentro de dicho inmueble era el poder que otro de los líderes del grupo criminal, Jorge Elizondo alias “El Charal” tenía y es que bastó ver las condiciones en las que estaba privado de la libertad para saber quien ejercía el poder ahí.
El lugar donde estaba resguardado “El Charal” se ubicaba en el segundo piso del penal, era un a celda que estaba acondicionada con un jacuzzi, un gimnasio y hasta una barbería, además, el dormitorio que era equivalente para 150 reos había sido tomado para 30 miembros que pertenecían a su escolta personal.
Ellos se encargaban de administrar la tienda y la comida que se daba en el lugar, además contaban con dispositivos móviles y se dice cobraban cuotas al resto de reos por hasta 120 mil pesos.
Otra de las cosas que manejaba el grupo dentro del Topo Chico era la prostitución, en ocasiones se encargaban de ingresar mujeres del área femenil. Y tras los numerosos casos de ejecuciones, riñas, disturbios y corrupción dentro de las instalaciones del lugar, fue que decidieron derribarlo para dar paso a un museo y un parque.
Cuando comenzaron las revisiones para ver lo que había dentro del inmueble una vez que los reos habían sido trasladado se encontraron bebidas embriagantes, armas blancas así como de fuego.
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