Hay una historia muy triste detrás del primer museo de México

jueves, 2 de mayo de 2019 · 14:00

Podría decirse que durante la época de la Nueva España, tuvo origen el primer museo de México: el Gabinete de Historia Natural que albergó durante muy poco tiempo, entre 1790 y 1802, una gran colección de especímenes, y que tiene detrás suyo, una historia digna de incluirse dentro del museo de los fracasos. Si existiera, claro.

Todo comenzó por el interés del médico aragonés Martín de Sessé, comisionado del Real Jardín Botánico de Madrid en México, de llevar a cabo una gran expedición a lo largo de la Nueva España. Sessé tenía buenas intenciones, según narra el investigador de la Universidad Autónoma de México (UNAM) José Luis Maldonado, en su introducción sobre El Primer Gabinete de Historia Natural de México y el Reconocimiento del Noroeste Nohohispano. Al parecer, esta iniciativa "serviría entre otras cosas para la reforma sanitaria, tan necesaria en ese virreinato con el fin de desterrar de la práctica médica costumbres necesarias", cuenta Maldonado.

Imagen; Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

Desde 1786 comenzaron los preparativos. Se hizo un equipo compuesto en su mayoría por farmacéuticos y un par de dibujantes novohispanos. Pero entre ellos, también se incluyó a un cirujano de nombre José Longuinos Martínez, quien básicamente, daría su vida su vida por el Gabinete. Fue triste. En serio. A pesar de que el equipo logró grandes avances, como la recolección de numerosas plantas, semillas, aves y minerales, que no solo enriquecieron, según este investigador, el Gabinete de Historia de México, sino también el de Madrid y el de Guatemala, Longuinos y Sessé, director del Jardín Botánico de México, nunca se llevaron bien. Tenían diferencias.

Incluso ocurrió esto que narra Maldonado. Qué risa:

"El director (Sessé) recurrió al virrey Revillagigedo para hacerle partícipe de los problemas de insubordinación que tenía con Longuinos, desde hacía más de un año, sin poder rectificar esta conducta. A los problemas de índole temperamental entre ambos se añadieron el generado por la negativa del naturalista de proporcionarle los resultados de sus investigaciones..."

Por su parte, Longuinos también tenía sus quejas. Según él, Sessé era un sujeto déspota. Para ese entonces, él ya había sido diagnósticado con tercianas dobles, o sea, que sufría de constantes calenturas y que contrajo durante su primera expedición en México.

Pero a él solo le interesaba establecer un Museo de Historia Natural:

Calle de Plateros. Imagen; Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

"Este museo lo formó a sus expensas, sin necesitar auxilios económicos del erario público, con la intención de ofrecer un lugar de instrucción a las gentes del virreinato y facilitar el acopio de las enormes producciones naturales exóticas que existían en estas tierras..."

En 1790, Longuinos inauguró el gabinete en la calle de los Plateros (que actualmente es la calle peatonal de Madero) #189, como un obsequio al trono de Carlos IV. "Todo el conjunto de materiales fue meticulosamente preparado", señala Maldonado. En serio se esforzó. Incluso, trabajó como guía de recorridos en el Gabinete y él mismo elaboró las figuras anatómicas de cera. Además, en los tres años que exploró México: recorrió 2 mil leguas y se embarcó en cinco ocasiones por el golfo de California. E hizo innumerables estudios de zoología y botánica.

Pero con el tiempo, el museo se convirtió en "un simple cúmulo de ejemplares amontonados, sin el lucimiento que el naturalista tenía proyectado". Tras la muerte de Longuinos, el museo abandonado. Algunas de sus piezas fueron trasladadas a San Ildefonso en 1802.

Durante la guerra de Independencia fue destruido.