En países de todo el mundo es común entrar a un supermercado, darle un vistazo a los precios de los productos para hombres y mujeres (que solo se diferencian en el color) y darte cuenta que, por ejemplo, una navaja de afeitar color rosa tiene un precio ligeramente más elevado que el de color azul. Este impuesto rosa o pink tax, como lo han denominado, ha indignado -desde hace algunos años y hasta la fecha- a las mujeres.
En Argentina, según un estudio realizado por Focus Market en marzo de este año para la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los productos para mujeres en promedio son un 14% más caros. En México, de acuerdo al portal Tiendeo.mx, durante 2017 los artículos de higiene y cuidado personal femeninos eran un 11% más costosos.
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Pero más que tratarse de un impuesto color rosa, es una tasa invisible. El título de un informe del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP) de Argentina describe en diez palabras la situación: PINK TAX: El impuesto que las mujeres pagan solo por ser mujeres.
Dentro del texto, detallan que esto sucede “cuando el producto es el mismo, esta diferencia de precio se explica solo por el público al que está dirigido. Mundialmente se define como ‘discriminación económica basada en el género'”.
Por otro lado, en entrevista con el diario Reforma, Damián Di Pace, director de Focus Market, explicó que “hay que tener en cuenta que este impuesto lo impone el mercado, no el Estado (…) Los productos que analizamos son de empresas transnacionales que tienen la misma política de mercado en todo el mundo, en México debe estar pasando lo mismo”.
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“Esta subida en el precio es algo que la mujer ni siquiera ve, pero los empresarios sí. Lo aprovechan sobre todo en las categorías de higiene y cuidado personal, donde hay una mayor participación de la mujer en los volúmenes de compra”, indicó también Di Pace.
En Inglaterra, en 2015, luego de que se iniciara una exigencia a través de Change.org y firmada por más de 42 mil personas, la cadena de productos farmacéuticos Boots se vio obligada a bajar los precios de algunos de sus productos. Entre sus estantes, encontraron que una crema de la marca Boots para las mujeres costaba 9,99 libras (?14,50 dólares), mientras que una para hombres, valía 7,29 libras (10,60 dólares).
En un comunicado la empresa se mostró decepcionada: “Nunca hemos aplicado un sistema de precios que discrimina a las mujeres por lo que nos quedamos sorprendidos y decepcionados”.
