La guerra comercial entre Estados Unidos y China cada día está más tensa. Después de que Trump anunciara un aumento del 10 por ciento en los aranceles para el país asiático, este lunes, devaluó su moneda.

El valor del yuan retrocedió un 1.4 por ciento frente a la divisa estadounidense, superando la barrera psicológica de 7 unidades por dólar, algo que no pasaba desde abril del 2008.

Un yuan más débil significa que una cantidad sustancial de los bienes y servicios que China exporta serán más baratos y pueden abaratarse más. Esto aumenta la competitividad de los productos manufacturados en sus fábricas.

Es decir, si Estados Unidos los encarece, China los abarata. Ante este movimiento, Donald Trump acusó a China de ser un país manipulador de divisas.

La devaluación, un arma de doble filo

De acuerdo con algunos especialistas, este podría ser un arma de doble filo. Ayuda a que las exportaciones sean más baratas, sí, pero también recuerda a los inversores de que China no es un mercado como los demás.

Es decir, la devaluación puede provocar pánico y hacer que el inversionista saque su capital para llevarlo a otro lugar. Además, se traduce a medio plazo en un deterioro del poder adquisitivo de las empresas.