Cuando un hombre diagnosticado con muerte cerebral ingresó al Hospital St. Barnabas, en Nueva York, este nosocomio no sabría que jugaría con su destino, y con el de Shirell Powell, una mujer que recibiría una mala noticia: el sujeto que acababa de ser internado, y que parecía no tener salvación, era su hermano.
Pero el hospital cometería un error, confundiría al hermano de Shirell con alguien más. Porque, mientras esta mujer, de 49 años, decidía junto a las hijas de su hermano menor, que lo mejor sería adelantar lo impostergable, su verdadero hermano se encontraba en prisión. Estaba sano y a salvo. Pero de esto, Shirell no se enteraría hasta iniciar los preparativos para su funeral.
Según relató el The New York Post, cuando la familia Powell preparaba el entierro, la oficina del médico forense de la ciudad reveló, mediante una autopsia, que el hombre muerto era Freddy Clarence Williams. “Él no podía hablar cuando le llevaron al hospital. Así que simplemente asumieron que se trataba de mi hermano“, dijo la mujer.

Shirell pasó nueve días junto a la cama de Freddy, pero es que este sujeto con muerte cerebral y su hermano no solo tenían en común sus nombres, sino al parecer, su rostro también era similar. Y aunque en un inicio, otra de las hermanas dijo no haberle reconocido -por la hinchazón y los aparatos médicos que llevaba encima-, Powell relató al Post que “la cejas, la nariz, la estructura, se parecía” a la de su hermano. “Se parecía mucho a mi hermano”, explicó.
El 29 de julio autorizó la muerte de Freddy. “Fue muy abrumador”, contó la mujer. Por eso, cuando vio a su verdadero hermano con vida, en la Suprema Corte de Manhattan, no podía creerlo. “Me sentí muy aliviada”, narró. Aunque a Frederick le llevó más tiempo entender la decisión sobre su propia muerte, pero terminó por comprenderlo.
“Apenas duermo pensando en esto todo el tiempo”, expresó.

Ahora, cuando Shirell emitió una demanda contra el hospital, que prácticamente ya ha sido rechazada, al mismo se obsesionó por conocer la identidad del hombre al que decidió desconectar. “Apenas duermo pensando en esto todo el tiempo”, confesó.
Con información del diario El País.