Tras haber sido detenida junto con su padre y otros 163 migrantes en la frontera de Estados Unidos, esta niña de 7 años proveniente de Guatemala murió de deshidratación y conmoción.
Se encontraba bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza de EU (CBP), y de acuerdo con las autoridades, “no había comido ni consumido agua durante varios días”.
Al parecer, según la narración de The Washington Post, su agonía fue lenta: ocho horas después de haber sido detenida el 6 de diciembre, comenzó a sufrir convulsiones; después, fue trasladada en helicóptero a un hospital en El Paso, Texas, en donde tuvo un paro cardíaco, y en donde según la CBP, intentaron revivirla. “Sin embargo, la niña no se recuperó y murió en el hospital menos de 24 horas después de ser transportada”, detalló.
“Los agentes de la Patrulla Fronteriza tomaron todas las medidas posibles para salvar la vida de la niña en las circunstancias más difíciles”, dijo Andrew Meehan, un portavoz de la CBP, al Post.
Pero de acuerdo con The Huffington Post, Meehan nunca mencionó al diario si la niña había sido alimentada luego de ser detenida.
La niña, su padres y los 163 migrantes se entregaron a la Patrulla Fronteriza al sur de Lordsburg luego de haber cruzado una zona que, según el diario El País, “es una de las más peligrosas”. Se trata de lugar desértico a 250 kilómetros al oeste de El Paso (Texas), mientras que la otra localidad más cercana es Nogales, a unos 300 kilómetros de distancia.
“No es raro que los inmigrantes se adentren en el desierto engañados, convencidos de que llegarán a una gran ciudad en pocas horas”, explica el diario español.
