Las expectativas eran altas. ¿Robert Eggers regalándonos una nueva versión del clásico Nosferatu? Aunque el reto sonaba grande, los fanáticos del director nos sentimos agradecidos, y un tanto aliviados, porque fuera él quien tomara el proyecto. Tras su estreno en México el 1 de enero para empezar bien el año, creyentes y no, nos fuimos a sentar ansiosos en las butacas del cine más cercano con nuestros disfraces de verdugos.
Nosferatu es una película de terror gótico dirigida por Robert Eggers, quien también nos ha brindado cintas espectaculares como La Bruja y El Faro. Está protagonizado por Bill Skarsgård, Lily-Rose Deep, Nicholas Hoult, Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson y Emma Corrin. Con una duración de dos horas, en esta nueva versión podemos tener una combinación de las cintas de cine más clásicas: Nosferatu: eine Symphonie des Grauens (1922) y Drácula de Bram Stoker (llevada al cine por Francis Coppola).
El argumento cuenta una historia gótica de obsesión entre una joven atormentada y el aterrador vampiro enamorado de ella, causando un horror indescriptible a su paso. Fue rodada en su mayoría en los Barrandov Studios de Praga durante 2023 y algunas locaciones estelares fueron el Castillo de Hunyad en Transilvania, Rumanía, el Castillo de Pernštejn, Rožmitál pod Tremšínem y el complejo Invalidovna en República Checa y en la ciudad alemana de Lübeck.
Sinopsis de Nosferatu de Robert Eggers
Nosferatu, aunque fue anunciada como un remake de la película de terror muda hecha por F. W. Murnau y Henrik Galeen en 1922, cuenta con su propia identidad. La historia, al igual que Drácula de Bram Stoker, se desarrolla con una trama similar: hay un corredor de bienes raíces que conoce muy a su pesar al Conde Orlok para venderle un castillo. Este misterioso hombre se trata de un vampiro que esparce el terror en las comunidades aledañas a su residencia y muestra un interés romántico en la esposa de dicho corredor de bienes raíces.

El viaje, al igual que en la cinta de los veintes, se trata de una travesía macabra llena de situaciones místicas y un tanto bizarras que van descomponiendo poco a poco la mente de Thomas Hutter (Nicholas Hoult), pero su compromiso por vender la propiedad para regresar lo más pronto posible con su gran amor Ellen (Lily-Rose Deep) es su motivador para continuar. Sin embargo, para desconocimiento del hombre, su mujer tiene dentro de su historial amoroso un encuentro con el vampiro, el cual la ha atormentado durante muchos años, pero llega el momento en que los secretos y tormentos del pasado, tienen que volver a salir a la luz.
Nosferatu: un vampiro tenebroso pero sin mucha esencia
A pesar de que muchos exquisitos del cine no se sintieron muy satisfechos con esta nueva entrega, lo cierto es que de forma personal me sentí aliviada de que el proyecto no fuera un desastre, pues Eggers consiguió con éxito mostrar el proyecto en el que tanto años ha trabajado. Sin embargo, sí logré comprender el disgusto de algunos, ya que aunque la película es muy buena, otra vez no mantuvo la esencia que todos extrañamos del director.

¿Otra vez? Sí, hemos de recordar que en 2022 Robert Eggers apostó un presupuesto, nunca antes destinado para otra cinta, con Northman (El hombre del Norte), en donde Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy e Ethan Hawke dieron vida a la historia del príncipe Amleth, que, destinado a ser el líder, su tío asesina brutalmente a su padre y secuestra a su madre; dos décadas después, regresa convertido en un furioso vikingo con la intención de salvar a su progenitora. Aunque la entrega fue sublime, algo pasó en la realización que “se quedó corta” al lograr transmitir la esencia que pudimos ver tanto en La Bruja y El Faro.
Para mi desgracia, no pude evitar salir del cine con este trago amargo, pues una vez más, sentí que Eggers se quedó corto a pesar de contar con un reparto increíble compuesto por Bill Skarsgård, Lily-Rose Deep, Nicholas Hoult y Willem Dafoe. ¡No me malinterpreten! Con esto no quiero decir que se trate de una mala producción, simplemente, carece de todo lo que nos conquistó en sus primeras cintas. Algo que muchos extrañamos.
Aunque hubo destellos de la película de terror de 1922, como el juego de sombras sobre la ciudad y las paredes, Egger se arriesgó a darnos a un Conde Orlok totalmente diferente y muy bigotudo, tomando como referencia el estilo de los hombres rumanos; lo celebro, pero me hubiera encantado tener una transformación hacia algo más decrépito y aterrador. Sin embargo, hemos de recordar que cualquier vampiro no tiene la obligación de hacernos sudar del miedo, pues, como hemos visto en otras entregas, también son capaces de hacernos sentir pasión, amor y hasta deslumbrarnos con su piel de glitter.

En el caso de Lily-Rose Deep, debo admitir que es la primera vez que veo una actuación de la tan conocida hija de Johnny Deep y estoy segura que su padre debe sentirse muy orgullosa de ella. Aunque de momentos su interpretación y papel en general puede caer en un punto gris sin esencia, no podemos negar que tiene escenas magistrales en donde, si hubiera premio al exorcismo del año, ella podría ganarlo sin problemas.
No obstante, mi mayor problema con Nosferatu es la mala gestión del tiempo. Mientras que al inicio todo es lento y te brindan explicaciones un tanto obvias para aquellos que no tienen idea de qué va la historia, después todo se vuelve demasiado rápido y cuenta con resoluciones y justificaciones sosas. Por ejemplo, ¿realmente tu mejor amiga, después de ver cómo casi se te quiebra la espalda en un trance terrorífico, pensaría que se trata por que extrañas a tu esposo? Un tanto absurdo hasta si nos ponemos a pensar en que “eso hubieran dicho en esos tiempos”.
Calificación: 7/10 – Nosferatu (2024) – Studio 8
- Guion (7/10): no tengo nada en contra del lenguaje romántico y teatral de la película, pues la época en que la cinta está basada lo amerita totalmente. Sin embargo, algunas conversaciones acerca de la modernidad de los tiempos, la ciencia contra el misticismo y hasta frases románticas y apasionadas quedaron nubladas ante otras pláticas con menos profundidad y sin esencia.
- Actuaciones (7/10): me impresiona lo camaleónico que ha demostrado ser Bill Skarsgård, ya que, a pesar de no poderlo reconocer en su “traje” de vampiro rumano, pues pasó horas y horas en el departamento de maquillaje y prótesis, lo cierto es que su interpretación vocal es asombrosa. En el caso de Lily-Rose Deep, tuve una buena presentación a su trabajo y me entusiasmará saber sobre otros proyectos; si transmitir una sensación insufrible era el objetivo, lo cumplió. Nicholas Hoult ha demostrado que sabe actuar, aunque me parece que en esta cinta tampoco logra destacarse; esto no quiere decir que haya hecho un mal trabajo, simplemente, hace lo que tiene que hacer. Willem Dafoe, por su parte, no termina de convencerme y el hecho de que “olvidara” por momentos que tenía que interpretar a un hombre amante de la alquimia y lo oscuro me desconectó bastante de su papel, por lo que puedo pensar que fue con quien menos empaticé.
- Trama (8/10): la historia, tal cual ya lo mencioné, es muy similar a la cinta de Murnau, por lo que no había un riesgo como tal. Sin embargo, no conseguí conectar del todo con el desarrollo, pues la lentitud y la rapidez hicieron que muchas escenas no se pudieran apreciar del todo, además, a pesar de la duración, pareciera que no le alcanzó el tiempo para que pudiéramos disfrutar plenamente de la complejidad del Conde Orlok y el amor perverso – tormentoso que tenía con Ellen.
Me hubiera encantado salir extasiada, pero sé que puse mis expectativas demasiado altas y aunque Nosferatu de Robert Eggers me gustó, me demostró que sigo prefiriendo a ese director con poco presupuesto que nos entregó maravillas enloquecidas que hasta la fecha me ponen la piel chinita. ¿O acaso no nos pasa lo mismo a todo cada vez que vemos La Bruja?