El nuevo e inusual estadio de los Diablos Rojos que no parece un recinto de béisbol
El nuevo estadio de béisbol de los Diablos Rojos es inusual. "No se parece a ningún otro estadio", confesó Francisco González Pulido, uno de los arquitectos detrás del diseño de este inmueble que será inaugurado este sábado 23 de marzo, en un encuentro entre los Escarlatas y los Padres de San Diego de la MLB.
Después de un largo proceso de construcción, que duró cuatro años y tres meses, y en el que se invirtieron casi 3 mil millones de dólares, alrededor de 13 mil personas finalmente podrán conocer este nuevo "infierno" de los Diablos, que más bien luce muy blanco. E incluso, mucho más acogedor y con mejor iluminación. En entrevista con La Jornada, González Pulido explicó que se trata de un estadio que interactúa bien con sus alrededores y que utiliza a la Magdalena Mixhuca como una especie de paisaje. "Al estar dentro se siente que uno está en México, no encerrado en un contenedor”, dijo. “Habrá momentos en que los visitantes no sabrán si están dentro o fuera del estadio", agregó.
El estadio y sus alrededores suman una extensión de 80 mil metros cuadrados. Pero según Alonso Garay, otro de los diseñadores del estadio, una de las características que hacen especial este lugar es su cubierta. "Pudo haber sido un anillo, un domo", dijo, o muchas otras formas que ya han sido utilizadas, pero en vez de eso, decidieron optar por la geometría de un campo más dinámico recubierto con un material de politetrafluoroetileno que lo hace traslúcido y luminoso. Parecen unas alas.
"Esa fue la libertad creativa que nos dio don Alfredo Harp (dueño de los Diablos Rojos)”, dijo Garay.


"La línea que divide lo público con el espacio privado aquí es casi invisible", expresó Garay.


