Este domingo, los aficionados del fútbol brasileño no permitieron que concluyera el partido entre el Belo Horizonte y el Palmeiras ya que con el resultado 0-2, el Cruzeiro fue condenado al descenso por primera vez en 98 años.
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En la segunda mitad del encuentro, los aficionados de Cruzeiro arrancaron las butacas del estadio y las aventaron hacia los jugadores, la cancha y otros aficionados presentes.
Entre otros desmanes, los seguidores del club encendieron butacas, provocaron riñas y causaron varios destrozos a medio partido por lo que la policía tuvo que para el partido y disparar granadas de ruido contra los fanáticos descontrolados.
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El club de Belo Horizonte necesitaba ganar su último partido de la temporada y, además, esperar que Ceará perdiera en su encuentro contra Botafogo. Ahora, el equipo brasileño que fue dos veces campeón de la Libertadores, jugará el próximo año en la Segunda División de la liga de aquel país.