Las obras de arte están en todos los lados y estas portadas de textos del siglo XIX y XX no son la excepción.
Como ocurre cuando compras cualquier producto en el supermercado, estos libros nos hacen querer comprarlos por su portada sin importar su contenido.
Aunque siglos antes la imprenta ya se había inventado, no fue hasta el siglo XIX que se le consideró una industria para producirlos en serie, lo que provocó una alza en los indices de alfabetización.
Pero hasta entonces, los libros eran hechos a mano, eran transcritos uno por uno lo que lo hacía únicos (y más caros).
Los libros no eran para todo el mundo, como ahora; además, las portadas pasaron de servir de protección para la lectura a comenzar a ser el resumen de la historia.
Pero veamos, por ejemplo, la diseñada por Walter Crane para el libro A Masque of Days.

O la portada de Ragnarok: The Age of Fire and Gravel.

Imagina crear la portada de The Book of Wonder
Una de las portadas con más detalles es Practical Taxidermy
Crees saber de qué habla Wymps, por su portada
Edward J. Goodman creó la maravilla de Too Curious
Las texturas también era considerado una importante y así lo demostró Max Wolf con Die Milchstrasse.
El mismo autor de A Masque of Days mejoró su hazaña con A Floral Fantasy in an Old English Garden
Detalla las texturas de Sketch-Book of British Birds y dinos, ¿no es tu favorito?
The Water Babies tiene en su portada uno de las obras de Charles Kingsley

W. T. Horton es el autor de esta portada más que perfecta.
La carátula de Standard Ahiman Rezon and Blue Lodge Guide nos hace pensar que era muy fácil este trabajo.
Y The Floral Kingdom nos demuestra que no.
Sin duda son un trabajo espectacular.
No solo era un trabajo cognitivo, el arte está en cada espacio.
¿Te gusta el trabajo de portada de este libro?
Felix Schloemp para nosotros se gana uno de los tres primeros lugares en cuanto a diseño de portadas.
Coméntanos, ¿cuál es tu favorito?