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En la pasada edición del Festival de Cannes una imagen se llevó las primeras planas. En la alfombra roja se reunieron 82 mujeres de la industria representando a las 82 directoras que hasta ese entonces habían participado en el festival francés. Para poner las cifras en perspectiva, en ese mismo tiempo se contabilizó a más de 1,600 directores.

Las mujeres no somos una minoría en el mundo, a pesar de que el estado actual de la industria parezca decir lo contrario”.

Leyó a los medios la entonces presidenta del jurado, Cate Blanchett. La legendaria Agnès Varda hizo lo propio en francés para exponer este manifiesto que llamaba al mundo del cine a desarrollar políticas de igualdad laboral y paridad salarial.

Fuente: AFP

En 2018 solo tres mujeres formaron parte de la competencia del festival. Este jueves Thierry Frémaux y Pierre Lescure anunciaron la selección oficial de la edición 72. De las 47 películas que forman la lista, 13 están dirigidas por mujeres. Pero de las 19 en competencia por la Palma de Oro solo cuatro tienen directoras.   

Se trata de Céline Sciamma con el drama histórico Portrait of a Lady on Fire, de la austriaca Jessica Hausner con el sci-fi Little Joe y de Justine Triet con Sibyl, historia sobre una novelista y psicoanalista. Además de la ópera prima Atlantique de la también actriz Mati Diop, lo que la convierte en la primer mujer negra en participar en competencia.

Céline Sciamma, Jessica Hausner, Justine Triet y Mati Diop
competirán por la Cámara de Oro en la edición 72 del Festival de Cannes.

Con la muerte reciente de Agnès Varda, Cannes anunció que la “abuela de la nueva ola francesa” sería la imagen del póster oficial de este año.

“Varda será la luz guía inspiracional de la edición 72 del festival”.

Se lee en la presentación, pero el panorama en el festival aún se ve lejano a aquello que la directora y las mujeres de la industria manifestaron.

En los últimos se han expuesto como nunca las múltiples causas por las que la industria relega a las mujeres: la supuesta superioridad creativa de los hombres, la creencia de que la maternidad impide el desarrollo profesional, la nula confianza de los estudios para poner dinero en sus manos, los casos de acoso… Discriminación y misoginia.

El reconocimiento de las mujeres en la industria requiere el apoyo de productores, distribuidores y festivales. Y digo el reconocimiento, y no necesariamente el trabajo, porque -a pesar de todas las barreras- las mujeres no han parado de hacer películas.

Cannes, como uno de los festivales de cine más conocidos, es parte fundamental para exponer el trabajo de las directoras. Para que sus historias no se pierdan y para que las mujeres se dejen de ver como una identidad conjunta. Conocer a cada una y juzgar sus cintas. Claro que para ello queda un largo camino por recorrer. Ojalá “la luz de Varda” los guíe.