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Diario de una socióloga

“No se nace mujer, se llega a serlo”.

Simone de Beauvoir

-¡Muchas felicidades!
-Gracias. Pero, ¿por?
-Pues naciste en noviembre, ¿no?
-Aja sí pero, aún no es  mi cumpleaños.
-sí pero ya es la época de escorpión, así que: felicidades.
-ah (…) va.

Estimables lectores, dense cuenta. Con el ejemplo anterior trato de responder el por qué creo que no debe felicitarse a las mujeres (por ser mujer) el día internacional de la mujer. Si usted lo hizo,  reflexione con el ejemplo, asuma el ridículo  que se aventó y… no lo haga nunca más. Algunas voces que, en lo personal respeto mucho, opinan que es válido felicitar a las mujeres en tanto personajes de lucha relevante, es decir, aquellas activistas que han dedicado buena parte de su vida propugnando por causas justas y necesarias. ¿Notan la diferencia? Felicitar no por ser mujer, sino por el qué-hacer en pro de los desfavorecidos y la causas frágiles desde una situación, ya de por sí, culturalmente minimizada.

Hace no más de un par de meses, circuló constante un tema en diferentes RRSS que, básicamente, puede resumirse al siguiente enunciado: “No necesito el feminismo. No me representa” esto, aunado a una tergiversación constante del feminismo y lo que podríamos identificar como un episodio decadente de radicalización mal llamado feminazismo (todo mal), hace prioritaria una reflexión del movimiento en todos los niveles; desde las líderes de opinión, las activistas y las mujeres en general. Necesitamos revisar la historia del movimiento, recordar qué causas dieron motivo, cómo se ha logrado avanzar sobre los objetivos, qué se ha ganado y qué se debe encarar y solucionar en la actualidad.

En esa misma reflexión debemos contemplar que existen diversos feminismos que, si bien pueden tener una causa en común como la de lograr una equidad (que no es lo mismo que igualdad), una feminista latinoamericana no perseguirá los mismos objetivos que una feminista pakistaní y musulmana. Es necesario comprender esas diferencias e integrarlas sin perder la unidad.


Respeto la decisión y la postura de aquellas feministas radicales, mujeres que manifiestan una enérgica oposición a los preceptos culturales más tradicionales y típicos. Las respeto pero creo que se han convertido en un talón de Aquiles para el movimiento, creando un estereotipo errado de lo que es una mujer feminista, de forma que se convierten en presa fácil de los ataques.

Los medios masivos de comunicación, invariablemente, tienen un enorme impacto en la opinión pública actualmente. Necesitamos tener esto en cuenta y no olvidarlo nunca ya que, me parece que es uno de los principales medios de ataque y deslegitimación a las causas feministas. Basta un solo comentario en algún sitio de internet para que se tunda con ataques machistas que usan al estereotipo del feminismo radical para desviar la atención.

Urge, sin lugar a dudas, combatir esa estigmatización. Necesitamos ser claras en el mensaje y la emergencia del mismo. Llamemos a la sororidad, trabajemos contra la fragmentación del feminismo y no dejemos nunca de alzar la voz, porque tenemos la responsabilidad de hablar por todas aquellas que ya callaron.  Vamos a sentir orgullo por aquellas mujeres que dicen no necesitar el feminismo porque “no las representa” pero recordémosles que son herederas de muchas heroínas de la historia y que, a causa de ellas, es que pueden opinar y no sentir la necesidad de ser feministas.