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El 8 de Marzo -alrededor del mundo- se ha transformado en una fecha emblemática ¿La razón? Se ha instaurado desde 1975 como el día internacional de la mujer y la paz internacional por la ONU.
Pero en realidad no es una celebración, se conmemora la lucha de miles de mujeres que desde fines del siglo XIX comenzaron a exigir una igualdad de derechos tanto en lo laboral como en lo cotidiano, algunas en la ciudad de Nueva York pedían mejores condiciones de trabajo, no solo para el sector femenino, sino también buscaban la abolición de la explotación infantil. En 1911, ocurrió una tragedia que fortaleció la necesidad del movimiento: Un incendio dentro de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, cobró la vida de 123 mujeres y 23 hombres, debido a que los dueños cerraron las puertas de salida, lo cual evidenció el abuso y malas prácticas patronales, muchas de las víctimas eran menores de edad e inmigrantes.
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¿Acaso este desolador acontecimiento no nos recuerda las personas (en su mayor parte mujeres costureras) fallecidas dentro de fábricas con paupérrimas condiciones de infraestructura cerca de San Antonio Abad en la Ciudad de México, durante los terremotos de 1985 y 2017? El 8 de Marzo no debe verse como un día de fiesta, es una fecha que debe estremecernos y mover nuestros pensamientos sobre cómo está organizado el mundo.
El diálogo y lucha sobre los derechos de las mujeres sigue viento en popa, es un tema que no puede darse por concluido a pesar de las numerosos triunfos, cambios y resultados que han traído las personas que se han unido al movimiento. Sobre todo porque en esta realidad social que nos atañe, la percepción sobre género se complejiza y polariza; haciendo que de pronto se construyan bandos y opiniones que no buscan unir, sino separar. La ignorancia, el extremismo y el odio son constantes enemigos del tema; es importante puntualizar: El 8 de Marzo no busca dividir, busca conciliar y hacer patente el papel que tiene y ha tenido la mujer, pero no solo eso, sino también las constantes desigualdades que se viven como seres humanos.
Somos una especie en común ante todo
Este domingo 8 de Marzo, no es solo una oportunidad para salir a las calles y participar en alguna marcha o movilización, se puede aprovechar para reflexionar sobre nuestro trato hacia los demás y nuestra idea de lo distinto, de la otredad. A veces interiorizamos y normalizamos comportamientos que agreden no solo a la mujer, sino también cualquier persona, por el solo hecho de cómo visten, hablan o piensan, ahí es donde entran acciones como la violencia, machismo o discriminación.
¿Por qué nos empeñamos en tenerle pavor a la otredad, y no permitir un concilio?
No se nos debería olvidar que independiente del género, de la raza, de la profesión, del ingreso, de la nacionalidad; somos una especie: Homo sapiens sapiens, mamíferos con una serie de características que nos identifican de otros animales. Entonces, si al final del día todas y todos -con nuestras diferencias fisiológicas y culturales- coincidimos en que somos humanos ¿Por qué no podemos tratar de tener procesos más empáticos en pro de una adecuada convivencia que nos asegure un bienestar en común? ¿Por qué nos empeñamos en tenerle pavor a la otredad, y no permitir un concilio? ¿Por qué no nos percatamos que hay dispositivos discursivos que no hemos superado, que seguimos legitimando y que impiden entendamos más sobre lo que se pide el 8 de Marzo?
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Es 2020, un buen momento a nivel mundial y nacional para tomar conciencia de nuestras limitaciones, prejuicios y excesos como seres insertos en un ámbito social convulso. Desde la infancia hemos estados rodeado de estímulos que muchas veces contradicen la equidad, la inclusión y el respeto; como pueden ser contenidos de los medios de comunicación, conversaciones familiares o el entorno escolar e interpersonal; pero esto no justifica que en algún momento no podamos detener esta asimilación en off, y seamos más críticas y críticos de lo que nos rodea, que nos transformemos en agentes activos de nuestra vida y replanteemos aquello que aprendimos y ejecutamos en el día a día.
El 8 de Marzo no es solo el llamado a una marcha multitudinaria, es una coyuntura para transformar nuestro actuar y pensamiento.
Más allá de los discursos oficiales debemos tratar de conciliar con nuestra especie, con aquello que nos une, que nos hace seres humanos y nos mantienen en este planeta: la vida y la cooperación. Las mujeres -al igual que otros sectores de la población- se han visto minorizados e invisiblizados por diferentes intereses y relaciones de poder, es momento que esa dinámica desaparezca. Que no quepa duda: Ese paradigma discriminatorio, machista y violento #SeVaCaer, y hay que ayudarle a que suceda: La revolución es un estado del alma en donde la vida emerge con toda su fuerza, es hora de despertar del letargo condicional en que a veces se nos quiere tener.
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