Twitter: @AGuerreroMonroy
Para don Pablo Aveleyra, brillante economista mexicano y mejor amigo.
¿Annus horribilis? Así lo creo, porque lo que retrata la serie documental 1994 nos remonta a un año -el último del sexenio del presidente Carlos Salinas– en el que se vislumbrarían los resultados de los grandes cambios estructurales efectuados durante una administración que apostó con todo a la modernidad de México.

Para ese año esperábamos cosechar los frutos de políticas económicas, financieras, sociales y comerciales -reconocidas ampliamente por importantes actores y líderes mundiales- de un presidente transformador. El futuro lucía promisorio y muchos estábamos convencidos que nuestro país pasaría a formar parte rápidamente del Primer Mundo. El Tratado de Libre Comercio (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, significaba unirse a la poderosa y prospera región de Norteamérica, a tener como socio comercial a la primera potencia militar y económica e integrar el bloque comercial más grande del mundo.
El primero de enero de 1994 el sueño se desmoronó. Muy temprano nos despertamos con una cruda realidad. La desigualdad y la pobreza nos hacían un duro llamado a través de un levantamiento armado en la Selva Lacandona de Chiapas. Había que voltear a ver al México Profundo -como lo llamaría el antropólogo Carlos Bonfil- que por décadas había sido negado y olvidado.
En torno al conflicto aparecieron nuevos protagonistas nacionales como el Subcomandante Marcos, el obispo Samuel Ruíz y el aspirante a la candidatura presidencial (que no fue favorecido) Manuel Camacho.
Mientras tanto, el desarrollo de la campaña del candidato a la presidencia por el PRI, Luis Donaldo Colosio, se tornó caótica y en días pasó a ser noticia secundaria en los medios de comunicación.
Los sucesos enrarecieron abruptamente el ambiente político y el 23 de marzo de ese año asesinan arteramente al candidato Colosio en un incomprensible mitin en la popular colonia Lomas Taurinas de Tijuana.
Después surgiría la candidatura emergente de quien fuera su coordinador de campaña, Ernesto Zedillo, y vendrían acontecimientos como el homicidio de otro prominente político, José Francisco Ruíz Massieu, ocurrido a plena luz del día a unos pasos de Paseo de la Reforma, principal avenida de la Ciudad de México.
El noventa y cuatro representó un parteaguas en la vida política y social de México que tuvo su desenlace en una gran crisis económica derivada de una devaluación de nuestra moneda en diciembre de ese año, al inicio del gobierno del presidente Zedillo.
¿En qué momento se jodió México?[1] No lo sabemos y quizá mucho de lo que sucedió en ese convulso año no se esclarecerá nunca.
Recomiendo ver este gran documental, el cual cuenta con la versión de actores políticos centrales como el expresidente Carlos Salinas, Alfonso Durazo, Mario Luis Fuentes, Agustín Basave, Federico Arreola, Talina Fernández, Marcelo Ebrard, José Luis Barros, Diego Fernández de Ceballos, Gael García, Antonio Lozano, Juan Velázquez y otros, de un año de asesinatos políticos, revuelta armada y efecto Tequila, doce meses de zozobra, sangre e incertidumbre que cambiaron a México.
Gran trabajo de Diego Enrique Osorno, Laura Woldenberg, Alejandro de Icaza y todo el equipo de producción que nos hicieron volver a vivir la historia que envolvió 1994, año que nos marcó a muchos por siempre.
A partir de hoy, disponible en más de cien países, con subtítulos a 25 idiomas, se estrena 1994 en @NetflixLat Un viaje a las entrañas del poder, la rebeldía y la justicia de cierto lugar del mundo que todavía se llama México.
Aquí, una primera reseñahttps://t.co/W8daOi2TiW— Diego Enrique Osorno (@DiegoEOsorno) May 17, 2019
La fuente de los caballos
Don Pablo Aveleyra Arroyo de Anda fue un reconocido economista egresado del ITAM (casa de estudios que lo reconoció con el premio Carrera al Universo por su brillante trayectoria profesional). Fue forjador de destacados economistas en sus muchos años como Director de Estudios Económicos del Banco Nacional de México. Desde su despacho en el Palacio de Iturbide coordinó por décadas publicaciones de referencia para comprender el acontecer económico del país y fue considerado como uno de los analistas más serios y respetados en el ámbito financiero del país.
Dedicó su vida a la economía y a los estudios sociopolíticos de México, país que conoció y amo profundamente. La escritura fue una de sus muchas pasiones (como lo fue la música, la literatura y una buena conversación). Escribió bonitos libros sobre arte, fotografía, historia, recuerdos familiares y su vida.
Pablo fue colega y buen amigo de mi papá durante su paso por la dirección de Banamex, amistad que se consolidó con el devenir de los años. Como afortunado testigo de conversaciones y platicas inolvidables de sobremesa en su acogedora y alegre casa de Sierra Paracaima, tuve el privilegio de conocerlo y de contar con su genuina amistad.
Recuerdo su mirada profunda y fino humor negro, siempre inteligente y afilado como un bisturí. Le compartí mi amor por México y mi gusto por sus símbolos patrios, particularmente por su bandera y escudo. Entrañable y cariñoso, con gran generosidad me obsequió y dedicó un maravilloso libro suyo de banderas históricas que atesoraba en su vasta biblioteca, el cual valoro y guardo con el recuerdo de su fina persona.
Buen camino, querido y respetado Pablo.
[1] Aludiendo a la memorable frase con la que el Nobel Mario Vargas Llosa inicia su “Conversación en La Catedral” refiriéndose al Perú.