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Los líderes mundiales, presidentes y jefes de Estado no sólo dedican su tiempo a planear políticas públicas, descifrar informes, estudiar proyectos, analizar acuerdos o revisar documentos.

En sus momentos de esparcimiento –para apartarse un poco de la rutina diaria, relajarse de la intensa carga de trabajo y abstraerse por instantes de la abrumadora presión política- los gobernantes se dan un espacio para despejar la mente a través de la placentera actividad de la lectura.

Algunos mandatarios disfrutan leer sobre política o asuntos internacionales, otros prefieren novela histórica o biografías, los demás ensayo, crónica o cuento.

En ocasiones estas lecturas tienen fuerte influencia en las decisiones de los dirigentes.

En el viejo continente, Angela Merkel ha confesado que mientras se recuperaba de un accidente de esquí en 2013, leyó La transformación del mundo de Jürgen Osterhammel. La obra tuvo tal impacto en la canciller alemana que muchas políticas se encuentran influenciadas por el análisis de Osterhammel sobre la historia de la gran transformación mundial del siglo XIX.

Fuente: laopinioncoruna.es

El presidente de España, Pedro Sánchez, se ha declarado como fiel amante de los clásicos. Shakespeare y Lope de Vega son sus favoritos, aunque también confiesa que disfruta leer cada vez que puede Demian y El lobo estepario de Herman Hesse. Ha confesado que Crimen y Castigo de Dostoievski le ha dejado huella.

El anterior presidente de España, Mariano Rajoy, era un lector asiduo en La Moncloa y uno de sus libros predilectos fue Donde los escorpiones de Lorenzo Silva, obra que narra la misión de los soldados españoles en Afganistán. También leyó El secreto de la modelo extraviada de Eduardo Mendoza y Patria de Fernando Aramburú.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron es un caso singular. Ha recitado de memoria en actos públicos El misántropo” de Moliere. Y no es para menos, el mandatario galo es licenciado en Filosofía por la Universidad de Nanterre y su tesis fue sobre Hegel. El libro favorito del carismático mandatario es Las flores del Mal de Baudelaire y ha expresado su admiración por autores como Albert Camus y Michel Tournier así como por los latinoamericanos Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

Un dato interesante: Para Macron la lectura representa un arma de seducción política, de la cual hizo uso en su campaña presidencial para “devolver a los franceses el orgullo del monopolio cultural que en el pasado tuvo Francia”.

La primera ministra británica, Theresa May, es entusiasta lectora de las historias de detectives y ha dicho que Agatha Christie es su autora favorita, dejándose maravillar por las aventuras del legendario inspector Hércules Poirot.

Del otro lado del Atlántico, presidentes como Bill Clinton y Barack Obama son grandes lectores que han ocupado la Casa Blanca. Cuando le preguntaron a Clinton cual es su libro favorito se refirió a “Yo sé porque canta el pájaro enjaulado” de Maya Angelou. También lee en español -idioma que domina- y se inclina por las novelas del surrealismo mágico de Gabriel García Márquez.

Fuente: infobae.com

Obama es un lector ecléctico que publica cada año su libro predilecto. Entre estos se encuentran Libertad de Jonatha Frazen, Moby Dick de Herman Melville, El Poder de Naomi Alderman y Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau se deja seducir por las novelas de Stephen King, como El Resplandor.

Algunas obras que considero debieran leer los dirigentes políticos son: El arte de la prudencia de Baltazar Gracián, Elogio de la traición de Yves Roucate, Teoría de la ambición de Hérault de Séchelles, La pasión del poder de José Antonio Marina, El arte de la guerra de Sun Tzu, las maravillosas y aleccionadoras Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar y desde luego, El príncipe de Maquiavelo.