Twitter: @YessUrbina
Que si los pobres se gastan el dinero de su beca en cosas que nada tienen que ver con el ámbito escolar, que si se les entregó el dinero directamente en efectivo, que los estudiantes de la UNAM e IPN ni siquiera fueron contemplados y los cientos de historias que tantos becarios y exbecarios compartieron sobre el destino de su primer beca cuando la recibieron y lo relacionado o no que estaba con la razón por las que la recibían, fueron de los comentarios más recurrentes en redes sociales la semana pasada, luego de que circularan unas fotos de estudiantes con dinero proveniente de las becas implementadas por el actual gobierno.
Beca Universal Benito Juárez que otorga @GobiernoMX a estudiantes de Media Superior es un incentivo para seguir preparándose, así progresan y ascienden socialmente; los que siempre han tenido se ofenden porque no saben lo que es estudiar con poco dinero.#México Jóvenes Adelante! pic.twitter.com/EL4VURKv0I
— Carlos Sanchez Nieto (@csancheznieto) April 5, 2019
Este debate no solo detonó en múltiples críticas clasistas, sino que también en el cuestionamiento de dónde salieron exactamente los recursos para dichas becas y el método de entrega. Bien sabemos que desde que comenzó el periodo de la Cuarta Transformación, nuestro presidente ha dejado en claro que no quiere que haya ningún intermediario entre los ciudadanos y su figura.
¿Significará esto un problema con la entrega de becas y con la estructura y dirección no solo del programa de becas sino de todos los programas sociales?
Es preocupante pensar en la estructura de los programas sociales, estoy totalmente a favor de ellos y que los destinatarios sean personas que realmente los necesitan, pero éstos no han sido pensados para disminuir la desigualdad y las situaciones de vulnerabilidad, veo (ojalá no sea así) que han sido implementados como una forma de perpetuar el poder a través del clientelismo que ha derivado en una preservación de la pobreza, en donde las familias lo único que pueden hacer es sobrevivir con el monto que se les entrega periódicamente.
Así de triste e injusta es la realidad de miles de familias mexicanas que dependen de los apoyos gubernamentales sin poder aspirar a más.
Lo que más triste me parece es que en este sexenio las cosas no parecen cambiar mucho en lo que a la transformación de la política social se refiere. Es más, se agravan al ser el presidente el gran remitente de estos apoyos. Es algo que, estoy segura, no podrá cambiarse por el peso de la figura presidencial, sin embargo, lo que sí podemos hacer es pugnar por la transparencia en la entrega de estos apoyos.
No podemos permitir que se siga “regalando” dinero, necesitamos asegurarnos de que nuestros impuestos y la cantidad asignada para estos programas sí estén enfocados en una transformación que permita mejorar la calidad de vida de los más vulnerables. La Cuarta Transformación tiene una oportunidad (y obligación) histórica de reducir los índices de pobreza y demostrar que sí harán las cosas diferentes, pensando en los mexicanos y no en intereses políticos y cupulares.
Esta afirmación se endurece cuando recordamos la prioridad del actual gobierno: atender a los pobres.
Y nadie puede estar en contra de ello porque somos testigos de lo dañado que está nuestro tejido social gracias a la gran desigualdad. Pero esto no justifica que se busquen implementar métodos disfrazados del mismo clientelismo priista de siempre.
Si a los programas sociales, si a las becas para estudiantes, si a que las familias tengan acceso a actividades o necesidades que sin el apoyo gubernamental sería imposible cubrir, si a que los adultos mayores puedan tener una vida más cómoda y digna, si a que los jóvenes que no estudian ni trabajan cuenten con un apoyo mensual y además con la oportunidad de profesionalizarse.
No a intenciones clientelares, no a transferencias poco transparentes y sin instituciones intermediarias que den seguimiento, no a los programas de siempre que no resuelven ningún problema y mantienen gobiernos paternalistas. La Cuarta Transformación puede demostrar que es mucho más que sólo Andrés Manuel repartiendo dinero.