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“No es lo mismo ser borracho que cantinero” es una frase popular que en la actualidad se repite constantemente -incluido este espacio- refiriéndose al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si bien es natural que por el mismo ejercicio del poder un mandatario actúe en algunos casos distinto a lo que decía en la campaña, o antes de ésta, en el caso de AMLO son sustanciales las diferencias.
Por ejemplo, el López Obrador de antes cuestionaba cuando un presidente ponía a uno de los suyos en la Suprema Corte valiéndose de una aplanadora legislativa o acuerdos ‘en lo oscurito’.
El López Obrador de hoy pone a los suyos en la Corte valiéndose de aplanadoras legislativas y acuerdos no muy claros con la oposición.
Callaron como momias cuando saqueaban y pisoteaban los derechos humanos y ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción. No cabe duda de que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. Son como sepulcros blanqueados.
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) April 20, 2019
El López Obrador de antes cuestionaba la opacidad en los contratos del Gobierno y era un férreo crítico de la corrupción. El de ahora tiene un Gobierno donde 7 de cada 10 contratos se dan sin licitación (lo que abre la puerta a muchas dudas por posibles actos de corrupción). Aunque paradójicamente sigue siendo un férreo crítico de la corrupción.
El López Obrador de antes condenaba la tragedia que vive este país en materia de seguridad y encontraba en los gobiernos a los culpables de que en el México de nuestros días se haya perdido el respeto por la vida.
El AMLO de ahora, después de la masacre de Minatitlán del fin de semana, calló y luego rompió el silencio en Twitter con un mensaje que estuvo lejos de estar a la altura de un presidente ante tal tragedia. Luego se encargó de culpar al pasado.
El López Obrador de ahora no entiende que no es culpa suya una tragedia como la de Minatitlán, pero sí su responsabilidad.
Y sólo dos cosas no han cambiado del otrora opositor: sigue teniendo “otras cifras” cuando la realidad no se adapta a lo que quiere (como las cifras de ejecuciones); y tampoco ha cambiado la campaña. La eterna campaña política en la que ha vivido los últimos 18 años.
El tema es que quienes eligieron a AMLO lo hicieron por aquel Andrés Manuel de la campaña y los últimos años, y no por esta bizarra versión.
El México de ahora extraña al AMLO de antes. Ojalá regrese pronto.
La Puerta Grande: Curiosamente, el AMLO de antes habría sido una gran oposición al AMLO de ahora, que enfrenta una oposición de caricatura.