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A días de que finalice el quinto mes del año, llama la atención el comportamiento que ha arrojado el peso mexicano frente al dólar estadounidense. En la siguiente gráfica, se observa cómo la tendencia de la moneda nacional ha sido de apreciarse (menos pesos por dólar). ¿Esto por qué ha sido? A continuación describiré algunos elementos:
Notablemente, este 2019 se ha caracterizado una vez más por la posición que ha tomado la mayor economía del mundo, Estados Unidos, frente al resto de los país, que como forma de proteger y volver a hacer “más grande” a su economía, ha adquirido un tono altamente proteccionista sin tomar en cuenta o conocer el alcance de sus decisiones en la repercusiones de la economía mundial. Al mismo tiempo, en Europa también el sentimiento de protección por distintas causas (económicas, sociales y políticas) ascendió en donde se desconoce aun cómo y cuándo el Reino Unido saldrá de la Unión Europea en plena crisis política británica por la falta de apoyo hacia la primer ministro, así como un escepticismo europeo en Italia, en donde su gobierno ha puesto en duda las virtudes de pertenecer a un mismo bloque.
Independientemente de esto, además, se empezó a ver un declive del periodo de bonanza económica desde el año pasado derivado de una recuperación después de la crisis de 2007, así se podría decir que ya se esperaba un menor dinamismo mundial.
Al interior del país, como cada inicio de sexenio, el cambio de políticas normalmente presionan a la cotización del peso mexicano, en lo que se conoce cómo es que operará la nueva administración. En esta ocasión, la moneda nacional ha podido sobrellevar distintos elementos que han elevado el nerviosismo de los inversionistas. Como por ejemplo, la muy sonada cancelación del NAIM, las dudas de si el Gobierno mexicano respetará y ejercerá sus finanzas sanamente, así como la viabilidad de proyectos que permitan un mejor desarrollo para le país (Tren Maya, aeropuerto de Santa Lucía y las refinerías que quiere reactivar y construir) y el apoyo hacia la petrolera nacional, PEMEX.
Dichos elementos, junto con un desempeño positivo del precio del petróleo, el cual si se encuentra en terreno verde (con ganancias) deriva un fortalecimiento del peso, y la reciente cancelación de los aranceles al acero y aluminio por parte de Estados Unidos a Canadá y México, han elevado la perspectiva de que pronto se rectifique el T-MEC alcanzado el año pasado, lo que a pesar del contexto pesimista mundial, de cierto modo beneficia a la economía nacional. Actualmente, Estados Unidos y China se encuentra en una gran guerra comercial, si nuestro país mantiene las estrechas relaciones comerciales con América del Norte, es posible que la demanda de productos chinos por parte de Estados Unidos se vea compensada por los de origen mexicano, lo que apoyaría a la economía mexicana a través de una mayor inversión que produciría un incremento de los puestos de trabajo, un aumento en el consumo, etc.
De esta manera, a pesar de que el panorama económico mundial se espera que sea más sombrío (todo chafa), la paridad entre el peso mexicano y el dólar estadounidense han brillado de manera importante (el ‘pesito’ anda de bonito) por las expectativas de que la economía vuelva a reactivarse en el corto plazo, en gran parte por el comercio bilateral entre Estados Unidos y México, después de haber presentado un Producto Interno Bruto con balance pobre durante los tres primeros meses del año.