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Después de un diciembre de “despilfarre” en donde la mayoría de la población realiza compras excesivas, ya sea para autoconsumo o para regalar, y que impulsa el crecimiento económico al final del año, el inicio de cada año se estremece económicamente ya que los consumidores deben saldar sus cuentas (normalmente aquellas pagadas con tarjetas de crédito), por lo que cada enero la economía se contrae ante una reducción del gasto en consumo, mejor conocido como la cuesta de enero. Sin embargo, en este año nuestro país se encuentra en un contexto más sombrío, en donde la economía global podría desacelerarse, afectada por el ascenso de proteccionismo estadounidense que provocó una guerra comercial con China, mejor conocida como “la fábrica del mundo”, la cuenta final de la separación del Reino Unido del bloque europeo (Unión Europea) y las previsiones de un menor dinamismo en la economía estadounidense por el desvanecimiento de los efectos positivos de su política fiscal.
En el contexto nacional, la administración de López Obrador acaba de iniciar recordando que es normal que cada vez que hay una nueva administración se contrae la inversión tanto pública como privada ante la atención al nuevo plan sexenal. Al mismo tiempo, se desarrolló una incertidumbre en torno a la cancelación del proyecto aeropuertario así como la lucha contra el huachicoleo, que provocó un desabasto en varios estados de la república, lo que repercurtió en los datos oportunos del pasado mes de enero.
De esta manera, a pesar de que luego tachan de que la esencia de festejar el 14 de febrero se ve opacada por el consumismo, hay que recordar que de cierto modo reactiva a la economía nacional tras la cuesta del primer mes del año. Asimismo, en esta ocasión varias Cámaras de Comercio destacaron que dicha fecha podría atenuar los efectos del desabasto de los combustibles, ya que se profundiza la compra de bienes y servicios a micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. Notablemente, asciende el consumo por ropa, bisutería, peluches, perfumes, flores, dulces y chocolates, así como el derrame económico en los restaurantes, confiterías, cafés, bares, y hasta hoteles. Recordando, si el consumo aumenta, promueve mayor inversión en producción, favorece al empleo y por ende al ingreso que impulsa a la demanda, y continúa el círculo.
Cabe señalar, que dicha situación tiene una duración de alrededor una semana y sus efectos positivos podrían no ser tan significativos para que el panorama económico de México en su conjunto mejore para este año. Además, es necesario destacar que por lo general no se realice un “consumo inteligente” que esté caracterizado por estar acorde al presupuesto disponible, pues después de un diciembre de deudas, en enero es muy baja la cantidad de personas que ya hicieron frente a las mismas en su totalidad, por lo que el endeudamiento crece provocando un posible menor consumo en el corto plazo. Así que Valentín es posible le haga frente a la cuesta de enero únicamente de manera transitoria.