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El programa Jóvenes Construyendo el Futuro continúa, así como en lo que nos dejan ver las redes sociales respecto de las opiniones de los usuarios, como también profesionales de los medios. La idea de este programa social en el gobierno del presidente López Obrador es que jóvenes de 18 a 29 años (o menores) que no estudian ni trabajan sean beneficiarios de $3,600 mensuales, a la par de ingresar a uno de los centros de trabajo que se encuentran inscritos con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, también provee de seguro médico y con el ya firmado convenio entre Grupo Televisa y la STPS de la República asistencia gratuita o a bajos precios para eventos culturales y de entretenimiento ¿los requisitos? Llenar una solicitud vía electrónica sin más que tus generales, una carta compromiso y requerimientos del lugar de trabajo o tutoría.


Hay que decir que existen dos modalidades dentro del programa, educativa y laboral, respecto de la modalidad educativa se dirige a 300 mil jóvenes que han concluido su bachillerato y contemplan la entrada universitaria, aquí toca de a $2,400 por chavo; por su parte, la modalidad laboral consiste en capacitación que espera beneficiar a 2.3 millones de jóvenes dónde lo que más atracción causa para los receptores del subsidio son los $3,600. Aquí es donde la propaganda termina y los enfrentamientos comienzan, sucede que la regulación tanto para el ingreso al sistema de becas como para su continuidad y finalización es vaga, en algunos casos también riesgosa. Niños y jóvenes que no aparentan más de 15 años suben fotos a sus redes en bares y en ellas muestran el dinero recibido por gracia social, desde ahí me preocupa bastante, en su pleno ejercicio de expresión y fanatismo a la web exponen sus identidades con uniformes escolares y unos billetes a gastar. Mal, no en moralidad, sino en lógica.

Dos, sentimentalismos que ignoran la realidad de nuestro país, apelan a los movimientos estudiantiles y causas que en sus consciencias pertenecen sólo a los que se autonombran de izquierda, sin nombres ni direcciones, estas defensas fallan, qué si los ‘privilegiados’ no deben opinar, que un muchacho puede decidir con certeza en qué gastar o que no algo que le es suyo. Perdón, nadie está en contra de los subsidios, programas o apoyos que buscan el equilibrio en una lucha tan compleja como es la desigualdad en nuestro país y la falta de oportunidades que vivimos como jóvenes hombres y mujeres, pero no podemos arrebatar el compromiso de quién accede a las becas, mucho menos de quiénes rigen el programa, le llamo IRRESPONSABILIDAD y por ello también compartimos culpas y padecimientos.

¿A caso les suena ‘lo mínimo indispensable’? Seguramente no, porque no a toda ‘la derecha’ le molesta que reciban lo que los corruptos se han llevado, indigna la reiteración de errores, los vicios que se propagan y su fácil acceso, ¿les ha pasado por la cabeza el término educación financiera’? ¿Sustentabilidad y corresponsabilidad? Parece que no, por supuesto que no es esa la intención del gobierno hoy tan poderoso. Que mandemos las mayorías, sí, pero no sólo en elecciones, ahora toca demandar claridad y atenciones que van más allá de una entrega con claves clientelares y lucrativas en el moche de algunas empresas. Denos oportunidades justas, exigentes para ambas partes, se necesitan aprendices serios y profesionales competitivos, pies en la tierra, el mercado (neoliberal o no) requiere las mejores ofertas, el Estado mejores empleadores, y México servidores que dejen de jugar a los buenos y honestos, no puras improvisaciones, sí a los funcionarios con perspectiva en proyectos, pero ante todo, técnicos.