Twitter: @Pattriciacoss
¿A quién no la han acosado, violentado y después señalado por hacerlo? En este conteo yo también levanto la mano.
Tan normalizado está el acoso hacia las mujeres que víctimas y depredadores se viralizan en un juicio público donde quiénes deciden sobre las “culpas” son los usuarios en redes sociales.
Los medios, famosos e influencers revictimizan a las personas que sufrieron una o varias veces de lo que no debería ser un linchamiento y debate con posturas diversas, estamos tratando la imagen, integridad y vida de individuos que con agallas deciden no callarse más, sin embargo, la importancia que le damos es la de un tema de ‘actualidad’.
Queremos que nuestra opinión cuente, permítanme decirles que no es en lo mínimo relevante.
#MeToo pic.twitter.com/0np4H1hUyH
— MeTooMúsicosMexicanos (@metoomusicamx) April 1, 2019
¿Por qué? Libre expresión por aquí y por allá, algunos hasta citan los Artículos 6 y 7 constitucionales en defensa de sus ‘valiosas’ manifestaciones. Cuando se trata de vejaciones al cuerpo y a la tranquilidad de una persona, sin enfrascarme en los deplorables hechos hacia las mujeres que ocupan al movimiento Me Too, me parece riesgoso que la publicidad termine por consumirnos, desviarnos del problema de fondo y dejar a un lado el caso concreto.
No demerito la valentía de las mujeres sumándose a las denuncias de acoso en redes sociales, esto permite que avancemos en la visualización de un problema patriarcal, más hay que recalcar que a ellas corresponde en compañía de las autoridades, instancias y métodos pertinentes, proceder y terminar con estos actos que fuera del ámbito digital son un delito.
Por supuesto, cada persona es libre de hacer las exigencias que considere necesarias derivadas de las afectaciones que haya sufrido, pero en el marco del Estado de Derecho que NO tenemos pero estamos en aras de construirlo, deberíamos considerar como afectados y como terceros las consecuencias de nuestras acciones, con respeto a la muerte de Armando Vega Gil, a su familia y a quiénes se consideren seguidores de su música, su linchamiento no me interesa, tampoco su fallecimiento, mi opinión no cuenta cuándo se trata del juicio de alguien, ni a favor ni en contra, lo que nos corresponde es instar a la corresponsabilidad, a los procedimientos judiciales para que quiénes dañen sean penados, la presión social ayuda pero también perjudica y no siempre existen culpables ni hechos de dónde culpar, la fiabilidad de las fuentes deja mucho que desear y los opinólogos expertos rara vez están inmiscuidos en los movimientos para la defensa de los derechos de un grupo particular.

Todos hemos acusado y juzgado, ¿cuántas veces lo hemos hecho con total seguridad de que esta batalla nos corresponde? ¿Estamos seguros de que nuestras palabras no tendrán repercusiones negativas? ¿En la búsqueda de una postura ante una noticia, qué tan informados estamos? No queremos pruebas en redes de las violaciones a una mujer, queremos confianza en las instituciones para acudir a denunciar, procesos justos, posibilidad de una adecuada defensa para ambas partes y en una humilde opinión políticamente incorrecta pero jurídicamente aprendida, la presunción de inocencia, como se marca en nuestra normativa constitucional y si no fuera mucho pedir… que los juicios en sus tres o más instancias se lleven ante tribunales competentes o debates de sobremesa, pero no en posteos y tweets que denigran a los que sí están involucrados en el tópico referido y el pan nuestro de cada día, las violaciones a derechos humanos, el acoso a hombres y a mujeres. #MeToo, lo he vivido.