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La Guardia Nacional como la imposición que se está llevando a cabo en el legislativo es a todas luces un foco rojo, más allá de la figura que históricamente deviene en nuestro país y que vista o no ha estado presente a lo largo de los gobiernos mexicanos, el autoritarismo que en este tema se ha visto, así como la negligencia para determinar sobre un asunto del cuál pocos son competentes son grandes.
En conferencia mañanera pasada, el presidente López Obrador dijo sentirse ‘insatisfecho’ con las determinaciones que se hicieron en la Cámara de Diputados respecto de la Guardia Nacional, en un completo acto de elección unilateral mencionó los cambios que se harían en el Senado de la República, por supuesto, la “creación” de un cuerpo armado a conveniencia.
Morena y PT imponen mayoría para Guardia Nacional; opositores abandonan sesiónhttps://t.co/ptocCVuMNu
— Proceso (@revistaproceso) February 19, 2019
Respeto enormemente la actuación que tienen las Fuerzas Armadas en la sociedad mexicana, así como tengo presente la necesidad de estrategias diversas a las implementadas con anterioridad, puesto que hoy día nuestro México es todo menos el lugar dónde quisieras crezcan los hijos que por esta y más razones sociales, políticas y económicas ya no quieres tener. La juventud tiene dos opciones por lo que ahora vemos, la entrada experimental en campos de seguridad o la toma opuesta en tanto lo redituable que es la participación en la delincuencia organizada.
Y así, en manos de unos cuantos suertudos está la Constitución Política de nosotros los mexicanos, con dos terceras partes de la Cámara alta tendremos una reforma constitucional que es una simulación, una abducción en plena luz del día; ni mando civil ni periodo determinado para la transición hacia un México libre de cuerpos armados que con toda razón pedían determinación en su actuar, regulación, capacitación y protección ad hoc al contexto vivido.
Sociedad civil, especialistas y algunos políticos contemplan el haber de Morena comandados por un civil, con facultad gubernamental y tejeduras políticas, sí a la Guardia Nacional y más que eso una Guardia por y para los Civiles, pero no así, no en discusión necia o indiferente en dos comisiones con las que los nuevos pasan como Pedro por su casa con mayoría simple, no ignorando el problema que podría ser.
Confiamos en las instituciones, confío en los organismos castrenses y la voluntad de hacer lo posible para minimizar la insaciable sed de poderosos que hacen con sus ganas lo que quieren a cambio de millones y millones que jamás vislumbramos, desconfío en cambio de estos actos, las intenciones cuentan, pero importan más lo contentillos que están esos Gobernadores tricolor y guindas que saltan a la razón, en vez de los blanquiazules, que aún sin la convicción hacen una llamado a la no militarización y sobre todo a la vejación contra lo que en texto constitucional y no regulación general sería uno más de los males que nos aquejan.