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En esta entrega, identificaré de manera breve las tensiones y tendencias generales respecto a los sistemas electrónicos de administración de nicotina, llamados genéricamente como: vaporizadores. Comenzaré mencionando, que este pasado jueves 20 de febrero de 2020 fue prohibido por decreto presidencial la importación de estos productos.

Sin duda, el uso de dispositivos electrónicos para vaporización o combustión de nicotina y otros productos, están ampliamente diseminados dentro de los circuitos del consumo de mercado y se han convertido en una opción para las personas que han decidido dejar de fumar cigarrillos. O que optaron, por una nueva forma de ingesta de nicotina. Al convertirse los vaporizadores en objetos masivos de consumo, presentan innovación continua tanto en el mercadeo como en tecnología y ha sido complicado establecer directrices respecto a su estandarización tecnológica para ofrecer certidumbre y seguridad, así como tener regulaciones sanitarias adecuadas.

En este sentido, hay evidencia suficiente para señalar que, los menores de edad se vinculan de una manera mas temprana con estos objetos, incluso en la Unión Americana los dispositivos electrónicos han desplazado el consumo de cigarrillos entre adolescentes. Por esta razón, existe un actual clima de pánico y desinformación que ha desencadenado la prohibición del vapeo en público en algunos territorios anglos como Gales, Michigan o Rhode Island, así como la campaña de desinformación derivada de la misteriosa enfermedad provocada por el vapeo de líquidos saborizados en Estados Unidos y otros países.

De modo que, este actual panorama podría interpretarse como una paradoja regulatoria que se entrecruza con la incorporación de las tabacaleras, que buscan seguir dominando el mercado incursionando en el rubro de la investigación e inversión en campañas anti vapeo, y su incursión en el desarrollo de los dispositivos electrónicos, manufactura y elaboración para el consumo masivo, así como la dificultad sanitaria para gobernar global y estatalmente los productos que se comercian.

De tal forma, para entender como llegamos hasta este punto, habría que mencionar que se ha ido reconfigurando la forma en la que las personas se vinculan con productos de nicotina. En los últimos 20 años, el cigarrillo electrónico o e-cigar, en forma de pluma tuvo un acenso vertiginoso. El vapeador original,  fue inventado en China en el año 2003 por Hon Lik, y según declaraciones depositadas en entrevistas que ofreció el inventor a la revista Wired y al periódico The Guardian, el dispositivo estaba basado tanto en el desarrollo de una tecnología amigable, económica, fácil de usar y como  un “remedio” desde la perspectiva de la medicina tradicional china, a manera de sustituto para con esto poder disminuir el consumo de cigarrillos de tabaco, hasta dejar completamente el hábito de consumirlos, debido al alto grado de daño a la salud que implica su consumo prolongado.

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El consumo de tabaco se había convertido en una práctica de viejas generaciones

En virtud de ello, uno de los aciertos de las estrictas leyes contra tabaco y consumo en lugares cerrados, así como la prohibición de cierta clase de marketing de estos productos, impulsó una desglamourización de su consumo y de sus prácticas, por ejemplo los anuncios de televisión o productos audiovisuales dejaron de presentar personas jóvenes utilizando cigarrillos; el consumo de tabaco se había convertido en una práctica de viejas generaciones. Sin embargo, este invento que fue en un principio diseñado como sustituto o remedio para dejar de fumar se convirtió rápidamente en un boom mercadotécnico, desarrollando tecnología apócrifa, mercados informales e ilegales, e incluso se ha convertido en una sub cultura donde podemos encontrar a  los entusiastas y los clubes de vapeadores que se han extendido a lo largo del mundo, teniendo sus propios referentes, expos y marcas sobre todo en los denominados juicy o líquidos saborizados. La popularización y desregulación del vapeo, se ha convertido en un problema de salud pública pues no se han fortalecido los mensajes de gestión en la intensidad, frecuencia y calidad de los productos que se están consumiendo y por el contrario hay más esfuerzos de prohibición.