Twitter: @bufalolmangas
Como sacado de la ficción, el juicio de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán ha presentado una serie de testimonios dignos de no sólo una película sino de una serie completa dedicada al señalado como líder del Cártel de Sinaloa.
En su discurso de apertura Jeffrey Lichtman, el abogado de Guzmán Loera, señaló que este juicio marcaría un precedente en las redes que alcanza el crimen organizado y que pondría al escrutinio público a personajes de las altas esferas políticas mexicanas.

Alex Cifuentes, un narcotraficante colombiano que fungió como mano derecha de ‘El Chapo’, recientemente señaló que el Cártel de Sinaloa al parecer sobornó al expresidente Enrique Peña Nieto en octubre de 2012, dos meses antes de que tomara posesión.
El gobierno de @EPN persiguió, capturó y extraditó al criminal Joaquín Guzmán Loera. Las afirmaciones atribuidas a su abogado son completamente falsas y difamatorias
— Eduardo Sánchez H. (@ESanchezHdz) November 13, 2018
También el nombre de Felipe Calderón, Vicente Fox, de mandos militares, de exprocuradores durante la gestión del expresidente Ernesto Zedillo, de visitas de narcos a Los Pinos… han sido mencionados en el juicio. Todas se han tomado como meras especulaciones provenientes de personajes cuya vida ha sido empleada en delinquir, entonces podrían carecer de sustento, pero…
…Si el tema de corrupción es uno de los principales ejes del Gobierno de López Obrador, la discusión debería centrarse con mayor seriedad en investigar a profundidad las declaraciones que han surgido durante el juicio de ‘El Chapo’.
En el libro Gomorra (Mondadori, 2006), Roberto Saviano expone cómo las redes de la mafia italiana se van extendiendo desde lo más bajo del mundo criminal, corrompiendo a la policía o investigadores, hasta a las altas esferas de la política. Si eso ocurre en un país considerado de primer mundo, de México que ocupa los primeros lugares a nivel mundial en corrupción, los arreglos entre el Gobierno y el narco no deberían sorprendernos.
El nuevo régimen debe accionar de forma más eficaz en el tema de la impunidad de altos funcionarios al menos de los tres sexenios donde la violencia se incrementó: el de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. No basta con someter a consulta ciudadana esta decisión.
A pregunta del abogado de Joaquín Guzmán al testigo “Cifuentes”, si los Beltrán Leyva me había dado dinero, el testigo lo negó dos veces: Textualmente, “I don’t recall this incident very well,” Cifuentes, adding moments later, “Right now, I do not remember that.” Para aclarar.
— Felipe Calderón (@FelipeCalderon) January 16, 2019
No se trata de que a López Obrador no le guste la venganza, sino de ofrecer justicia a las familias de miles de mexicanos que han sido víctimas de la violencia, del narco.
Hacer justicia a todos los niveles es una exigencia de una sociedad herida por las decisiones erróneas del pasado.
Tan sólo durante 2017 se registraron alrededor de 25 mil 339 asesinatos, cifra que supera a la de hace dos décadas, durante la época del priismo, cuando en 1997 el número de asesinatos fue de aproximadamente 17 mil.
Lo que hay detrás del clamor de una sociedad violentada es la búsqueda de justicia. Juzgar a los políticos del pasado no se soluciona con un ‘perdón’ ni se pretende una revancha, sino a construir un mejor presente donde nada ni nadie esté por encima de la ley.
El Gobierno encabezado por López Obrador tiene en sus manos la posibilidad de reconciliar a la nación por vía de la justicia.
Por más que sea ‘El Chapo’ u otros capos del crimen organizado quienes arrojen declaraciones en apariencia descabelladas, algo de verdad hay en ellas.