Twitter: @marisahurtadom 

Un 3 de noviembre de 2008, me encontraba en la ciudad de Filadelfia, representando a mi México querido como observadora internacional de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Al dar las 11:30 pm y después de una larga espera que ya había agotado mis piernas, el entonces candidato demócrata a la vicepresidencia, Joe Biden, dio el último discurso de su campaña política.

Entre gritos y aplausos del público que coreaban la frase célebre de “yes we can”, Biden le pedía a sus partidarios que:

“No votaran por él, o por Obama. Voten por ustedes, por su familia, por su país (…) No tenemos que aceptar las cosas como son, podemos moldear la historia con nuestras propias manos”.


Once años después, nuevamente escuchó a Biden, pero ahora como precandidato a la presidencia de Estados Unidos, decir a sus compatriotas que se busque un cambio y que “juntos no hay nada que no podamos hacer”. En realidad, es el mismo mensaje que hace algunos años, y nuevamente llega bajo el umbral de una tortuosa administración republicana.

Debo decir que, a pesar de que el exvicepresidente se convierte en el aspirante número 20 por la nominación demócrata, en lo personal, su campaña me da esperanza, ya que será una que aplicará presión, además de que considero que es el único demócrata que puede vencer al presidente Donald Trump en las elecciones generales. Y digo derrotar a Trump porque he resignado toda expectativa realista de que el presidente sea seriamente desafiado en las primarias republicanas o de que sea sometido a un juicio político.


Por otro lado, sería un funesto error de los republicanos desestimar a Biden.  Algunos dirán que su momento ya pasó, que es demasiado viejo, pero recordemos que con los años viene la sabiduría, y él ha servido casi 40 años en el senado, dos términos en la vicepresidencia y es su tercera carrera presidencial.  Asimismo, en su trayectoria profesional ha demostrado que está dispuesto a trabajar con los opositores y a encontrar soluciones en conjunto.

Finalmente, Joe Biden es un postulante que trae mucho a la mesa. Es todo lo que Trump no es. Es empático, sabe de política, busca la unificación de la gente, y pretende la colaboración con los países latinos. Es alguien que puede unir a los votantes demócratas, energizar a la coalición de Obama y ensamblar a los independientes que tienden a la derecha y a los republicanos que rechazan a Trump. Y debo decir que ha tenido un gran comienzo, ya que su equipo de campaña logró recaudar 6.3 millones de dólares en el primer día desde que anunciara su pretensión a la presidencia, una cifra que supera lo reunido por sus compañeros demócratas en el mismo periodo.

Por esto y más, espero que la promesa de Joe Biden sea real, y no nada más el cumplimiento de una ambición de vida.