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Sobre la mesa
Este primero de mayo en México no sólo celebraremos el Día Internacional del Trabajo, las cosas cambiarán tanto que despertaremos con una reconfiguración del mundo laboral de nuestro país, cambios para los que la mayoría de las empresas, sindicatos y propios trabajadores no están preparados.
El dictamen de la Reforma Laboral ya fue aprobado en la Cámara de Diputados, no se esperan grandes cambios en el Senado, que tendrá una carrera contra el tiempo porque después de Semana Santa sólo habrá tres sesiones para emitir el dictamen definitivo. La reforma laboral debe aprobarse antes del 30 de abril.
En la columna pasada platicábamos de la presión y los compromisos que tiene México para aprobar las modificaciones a su legislación laboral, pero a eso hay que añadirle que el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiere dejar pasar la oportunidad de celebrar el primero de mayo con los cambios previstos.
La semana pasada entrevisté para El Economista a Napoleón Gómez Urrutia, el presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, reconoció que el tiempo es poco para analizar la reforma laboral, por lo que es muy probable que ésta sólo sea una parte de una serie de modificaciones que se realizarán en la materia.
Celebro la aprobación del dictamen en la @Mx_Diputados de la #ReformaLaboral. En el @senadomexicano y la Comisión de Trabajo @Senado_Trabajo estamos atentos para dar el debate. Muy buen primer paso en los cambios normativos que se requieren.
— Napoleón Gómez Urrutia (@NapoleonGomezUr) April 12, 2019
Durante la entrevista noté un cambio de discurso, el senador ya no habló de desaparecer el outsourcing, por el contrario, usó la palabra “regularlo”, así que quienes están esperando la desaparición de este esquema de contratación, se quedarán con las ganas.
Además, Gómez Urrutia reconoció que la reforma laboral abre la posibilidad de que se formen nuevos sindicatos, sin embargo, será el “triunfo de la revolución” para quiénes nunca han tenido la oportunidad de ser dirigentes, al menos eso opina el senador.
Claro, esta libertad será buena o mala en la medida que las empresas o el Gobierno no incidan en la fundación de nuevas organizaciones sindicales.
Dentro de la misma reconfiguración del sindicalismo hay más puntos buenos: la transparencia y democracia, son los otros dos principios que adoptará la vida sindical. Además, desaparecerán los contratos de protección y la extorsión por huelga.
Pero hay un tema que despierta suspicacia: con la reforma laboral se derogará el apartado que prohíbe a los extranjeros ser dirigentes sindicales. Esta maniobra despierta intriga, porque deja abierta la puerta para que una empresa, principalmente extranjera, prepare a un empleado de su nacionalidad y con la libertad para formar un sindicato, tome el control a través de un líder construido por ellas mismas.
Y es que, a pesar de los nuevos requisitos para emplazar a huelga (contar con el 30% de aprobación de los afiliados), habrá sindicatos que sí puedan hacerlo si la empresa no cumple y no cuida a sus empleados, así que para prevenir estos conflictos, los patrones estarán obligados a atender a sus trabajadores.
Hay empleadores que llevan en su ADN el cuidado de sus colaboradores, pero aún quedan empresas que no lo hacen y serán a las que más les impacte la reforma laboral.
Para cerrar, les comparto que la semana pasada estuve en Ciudad Juárez y conocí el Programa de Empleabilidad de la Fundación Comunitaria de la Frontera Norte, apoyada por Nacional Monte de Piedad, es un proyecto interesante porque buscan que los jóvenes se formen en habilidades blandas y competencias técnicas para obtener los puestos con mejor sueldo.
Tal vez algunos problemas de desempleo podrían mejorar si los gobiernos y organizaciones hicieran lo mismo, es decir, focalizar tanto recursos como esfuerzos y no sólo regalar dinero.